viernes, 19 de septiembre de 2008

Atisbos Analíticos No 93, Cali,
septiembre 2008
Humberto Vélez Ramírez
Programa de Estudios Políticos,
Universidad del Valle.



Para Ingresar a los Atisbos Analíticos,
ATISBOSANALITICOS2000.BLOGSPOT.COM



“URIBE: ENTRE LA REELECCIÓN Y LA
INTRASCENDENCIA DEL MÉTODO”


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Especial para la Revista
“El Salmón”, U. del Tolima.

Como una desgracia más, en Colombia en las últimas cinco décadas la historia siempre se ha aparecido y repetido como inmensa mentira, como tremendo engaño social y como perversa sombra encubridora. Clío como que se ha olvidado de presentarse por estos lares como farsa y como tragedia, que fue así como se la imaginó el siempre lúcido y olvidado Marx. (1) Lástima que así hubiese acaecido porque, por lo menos, estas dos formas de aparición de la historia son públicas y abiertas y no privadas y clandestinas como lo son la mentira, el engaño y el encubrimiento. En el primer caso, la historia como tragedia o como farsa para que la sufra la ciudadanía, es cierto , y, en el segundo, la historia para que, ocultados y mimetizados bajo las máscaras del poder, de la ideología y de las trampas de imagen, la gocen y usufructúen los detentadores de la dominación hegemónica.

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Como décadas ha lo dijo el maestro Fals Borda, “Colombia ha llegado en su devenir histórico a tal encrucijada que necesita que se le diga la verdad, así sea ella dolorosa, y aunque produzca serios inconvenientes a aquellos que se atreven a decirla”. (2) En la década del 60, la violencia entre partidos fue investigada y sus resultados, publicados en un libro ya clásico cuya lectura fue prohibida por un acuerdo institucional liberal conservador. De acuerdo con el historiador Jorge Orlando Melo entre 1958 y el 2008 en Colombia hubo 709.000 asesinatos (3), o sea, que en un período de diez y ocho mil días esta sociedad tuvo un promedio de 39.5 víctimas diarias sin que la ciudadanía- estamos casi seguros de nuestra afirmación- haya visto públicamente castigados y encarcelados a los victimarios en el 90% de los casos. Esto significa que los asesinatos de las guerrillas, del narcotráfico, de los paramilitares, de la parapolítica y de la delincuencia común fueron, han sido y continúan siendo acciones básicamente “privadas.”
Pero, ¿por qué extender la tesis de la historia como mentira, engaño social y sombra encubridora hasta la actual forma de gobierno cuando el 78% de la ciudadanía – en estos días las encuestas ya no hablan del técnicamente imposible 91.4% de popularidad como hace tres meses- piensa, cree y se imagina que el “Conductor Insustituible del país” anda siempre con la verdad a flor de labios? “.

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Es cierto que un importante sector de la oposición, aunque no toda ella, ha estado empeñada en probar que Uribe ha delinquido. Sabemos que para serlo, lo primero que se requiere es ser humano. Por eso Foucault muy tranquilamente dijo que, entre las cosas, que diariamente hacen los seres humanos se encuentra el delinquir. (4) A nosotros los investigadores no nos corresponde decirlo sino, más bien, probarlo mediante sólidos soportes empíricos, aunque sabemos que, por muy importantes que éstos sean, en la inducción empírica no se agota la ciencia. Claro que a un régimen fuerte y que, ante todo, maneje muy bien el juego entre la realidad y las imágenes, le es relativamente fácil bloquear temporal y circunstancialmente la solidez de unas pruebas empíricas. En nuestro medio abunda la historia de clásicos politicastros, avezados y mañosos y hábiles, que tienen entre rejas a muchos de los administradores de sus prácticas corruptas, cuando a ellos con dificultad se les logra probar que han dejado de rezar el padrenuestro de cada día. Pero, al presidente no se le puede juzgar por lo que dice, porque a excepción de cinco puntos en los que se evidencia altamente coherente, seguridad democrática- confianza inversionista-cohesión social-privatización progresiva de las empresas del Estado- mercado untado de comunitarismo como regulador central de la vida social, engorroso y dificultoso se hace seguirle la coherencia discursiva en otro tema distinto.
En una ocasión, antes de subirse al avión para viajar a Europa, Uribe manifestó, “no importa que me digan paramilitar”, afirmación que se complementa con lo que ha dicho en estos días que a la “Corte Penal Internacional no se dejará llevar”. Pues bien, Atisbos no posee ninguna prueba sólida y robusta para configurarle la condición de paramilitar. El mismo ha manifestado que de haberlo sido, otro sería el Uribe que habría cantado con un fusil al hombro. En este caso, tampoco podemos quedarnos en el imaginario popular que dice “dime con quién andas y te diré quién eres”. Pero, existe “algo” que, aunque no apunta a un juicio de hecho empíricamente contundente, sí resulta, por lo menos, muy extraño, inusualmente ocurrido y hasta digno de un cuidadoso examen a la luz de la teoría del cálculo de probabilidades para preguntarle si en la compleja y volátil indeterminación humana puede caber junta tanta coincidencia. Desde enero del 2002 hasta ahora, septiembre del 2008, no ha habido casi semana en la que Uribe no haya tenido que ver con personas presumiblemente cercanas al paramilitarismo ya se trate de altos funcionarios públicos, miembros de su bancada en el Congreso o viejas amistades.

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Como para poder afirmar ahora, en clave de hipótesis, que numerosos y tortuosos son los caminos paras que, de modo indirecto, nos pueden conducir hasta la puerta de entrada de la oficina del exgobernador de Antioquia. Claro que mediante ese método dificultoso resulta configurar delitos pero, ello no obstante, desde y por muchas partes saltarán indicios indirectos de muy posibles malas conductas.
Por otra parte, quizá no existan razones válidas para cuestionar a la masa que se babea frente al conductor insustituible pues, desde tiempos remotos, se ha dicho que cada sociedad tiene el gobierno que se merece. Pero ocurre que los colombianos siempre se han cuidado de vigilar quién se le acerca a quién y quién busca a quién, máxime cuando se trata de un presidente idealizado. Al respecto, la antropóloga Marlene Singapur, al referirse al nuevo escándalo de Fiduagraria cuya presidente, sobrina del hasta hace dos días Embajador en República Dominicana, Juan José Chaux, señaló: “Pero, ¿por qué está rodeado el presidente de tanto mentiroso, ¿de dónde los sacó, quién se los recomendó? Al contratarlos, les pidió siquiera la hoja de vida, el pasado judicial? Es que son tantos, que ya no preocupa que mientan, sino la imagen del presidente”.
Ahora de cara a esta nueva situación, el gobierno, fiel a su estrategia de las trampas de imagen, le aplicará al país la simbología de un ya reiterado mensaje. En próximo Consejo Comunitario le dirá a la gente que, perdonen, que, en contravía del espíritu democrático de su gobierno, de nuevo el presidente y el ministro del interior han sido engañados por sus subalternos; continuará afirmando que una golondrina no hace verano, que se trata de acciones menores, de casos aislados, que deben ser explicados, pues “cómo vamos a sacrificar a la gente antes que la investiguen, ¡país de linchadores!” (5)
Con una declaración así, salida de los labios del Mesías, tremendo punto a favor de éste, pues de la boca de Uribe no puede salir si no la verdad.

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No es que en los tiempos que corren una visión pesimista del país haya invadido a “Los Atisbos” pues juzgamos que, enormes y estructurales los problemas , las salidas se van construyendo a medida que más manos se juntan; que, orgánica la dominación hegemónica alimentada por la seguridad democrática y por las farsas de la imagen, la contradominación hegemónica alternativa, con esperanza y empeño, se va abriendo paso; y que, obnubilado el pueblo por los resplandores de las apariencias, el presidencialismo de excepción de Uribe se irá hundiendo sobre sus bases de arena.
La nuestra es una sociedad históricamente marcada por el sufrimiento colectivo, pero, al mismo tiempo, repleta de posibilidades de crecimiento futuro alternativo al capitalismo salvaje. En ella tan graves, por su cercanos abrazos con la muerte, han sido los miles de vivos gritados a muerte a toda hora (el secuestro); la infravaloración de la existencia humana (los 709.000 asesinatos de que nos habló Melo); un coeficiente de Gini del 57.6; el 65% de pobres; el 25% de indigentes; los niños a los que se les arrebató la margarina para saciar con ellas porquerizas y bolsillos; los miles de niños infra-alimentados de las viejas capitales de los paras; y la conversión de la manipulación de las enfermedades del pueblo en gigantescos volúmenes de dinero privadamente apropiado.
De todo ello a Uribe sólo le ha interesado la Seguridad democrática con la derrota militar de las farc como objetivo casi exclusivo y excluyente; la confianza inversionista; la impura e inmunda y coercitiva cohesión social alrededor del gran capital; la privatización fracturada y progresiva de las grandes empresas del Estado; y el neoliberalismo untado de comunitarismo, espacio desde el cual cada ocho días su gobierno le tira migajas a los pobres que, en su concepto, son los “más organizados” porque luchan solos y solitarios desprendidos del peligro de las organizaciones y movimientos “terroristas”.
Hasta ahora ésa ha sido la agenda nacional de Uribe, agenda que, además de sus protuberantes fallas estructurales, se encuentra divorciada de los otros grandes problemas de la sociedad colombiana.

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No ha trascurrido más de una semana desde que Uribe polarizó al país (unos, preocupados, se pusieron tristes y otros, gozosos, rabiosamente aplaudieron) cuando el presidente en una Universidad respondió así a un estudiante que le preguntó sobre la reelección y las reformas: “…hoy iban a presentar el referendo…yo quiero pedirle al Congreso que por favor se ocupe de las reformas a la justicia y a la política y a los otros temas, y no del referendo. Pensaba llegar esta noche a la Casa de Nariño…a escribir este tema que lo vengo madurando en mi mente, pero lo anticipó el joven que ha hecho la pregunta: la urgencia real es la aprobación de la agenda legislativa. Me parece grave por el futuro del país, por la credibilidad de las instituciones…por la imagen del Congreso. También les pido a los congresistas una cosa: que no saquemos disculpas para negar estas reformas. A mi me parece muy grave que un congreso , que de pronto estaba maduro para que el país lo revocara y que por respeto a las instituciones hemos procurado consolidarlo, me parece muy grave que la respuesta de ese congreso sea alegar que hay impedimentos para no tramitar esas reformas. Yo pienso que para el futuro del país es mejor trabajar para que los colombianos sigan interiorizando la seguridad democrática, el compromiso con la confianza inversionista y la cohesión social que simplemente ocuparnos de perpetuar al presidente. Ahora, el congreso puede, fácilmente, reformar el artículo que aprobó en el 2006 y dejar ahí un factor de contigencia, que un presidente pueda ser reelegido inmediatamente por una sola vez y después, período de por medio, pueda volver a aspirar”.
De nuevo el presidente Uribe ha vuelto a jugar con la táctica esbozada en el Atisbos 92 sobre las trampas de la imagen. Partiendo de una inmensa realidad que señala que, de modo directo o indirecto, dado el control sobre posibles candidatos, quiere ser presidente hasta el período del 2019, ha enviado un mensaje simbólico donde le pide a la ciudadanía interiorizar su agenda. Le reitera que no se enrede con el problema de la reelección y la alecciona cómo él, por ejemplo, puede perpetuarse en la presidencia a partir del 2014….Entonces, el país quedó con la imagen de que quizá sí o de que quizá no. De todas maneras hasta ahora Uribe no ha desmontado su idea de un tercer mandato inmediato. Más bien, ha sugerido que podría esperar hasta el 2014 como una simple táctica de de contención de tensiones, como una pausa para definir estrategias a más mediano plazo o quizá como una forma de limpiarse de toda inculpación pudiendo, por lo tanto, la ciudadanía decir, “ No ven ese prototipo o emblema de desprendimiento cuando pudiendo arrasar en unas elecciones presidenciales, para bien de la Patria ha preferido abstenerse?
De nuevo, más imaginarios colectivos simbólicos positivos a favor de Uribe.

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En la circunstancia de la coyuntura con todo el alud de escándalos que se han precipitado en los últimos días (sin jerarquizarlos señalamos sólo uno, la conversación en el propio Palacio presidencial con enviados de los líderes de la criminalidad armada), el presidente sintió que estaba perdiendo la iniciativa en la fijación de los temas de reflexión, de análisis y de debate. Fue entonces, cuando con habilidad ya conocida, como paradoja, le dio centralidad al asunto de la reelección para decirle a la gente que no se preocupara por ese asunto, que él iría iluminando el camino por dónde marchar. En la práctica, entonces, le dijo a Colombia que tenía que entrar en una nueva división institucional del trabajo siendo así los lugares y roles de cada quien: 1) La ciudadanía preocupada por interiorizar y apropiarse su agenda, seguridad-derrota de las farc-confianza inversionista-cohesión social.; 2.) el congreso de tiempo completo entregado a reformar la justicia y la política; 3.) las Cortes dedicadas a reflexionar sobre cómo hacer para no entrometerse en las otras ramas del poder público pero dejando precisados los métodos para posibilitar la intromisión progresiva del ejecutivo en las decisiones judiciales; y finalmente 4.), él, el insustituible, dedicado a ensayar estrategias de reelección, que no afectasen sus ya altamente tocadas legalidad, legitimidad y popularidad.
En ese descarado bailoteo de la reelección, unas iniciales observaciones se imponen: Al examinar los contenidos de los proyectos de reforma judicial y política y al hacer un esfuerzo por juntar los micos trepados en su urdimbre, uno inmediatamente piensa en la única competencia que podría tener posibilidad en esta coyuntura como sería la pugna electoral entre el presidente y las figuras de Rafael Núñez, El General Mosquera y quizá la de Rafael Reyes. Es decir, sería una competencia electoral tras-histórica entre un vivo y tres muertos. Por otra parte, quién puede pensar que Uribe va a sacrificar su reelección a favor de unas reformas tan tímidas e inanes e intrascendentes como las propuestas en sus nuevos contenidos. Por esta vía con facilidad se llega a la conclusión que lo que le interesa al presidente no es tanto el rediseño institucional de la justicia y de la política sino, más bien, “rediseñar algo” mientras va ganando los tiempos y reacomodos necesarios para salvar a sus “amigos legales e ilegales”, lo que estaría más cerca por la vía de la reelección.

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Efectivamente no sabemos si Uribe aspirará en el 2010 a un tercer período. Lo que sí hemos advertido es que la posibilidad de no volverse a presentar hasta el 2014 constituye una alternativa que le han aconsejado, sobre todo, sus asesores externos norteamericanos y británicos. Los Atisbos también están seguros que Uribe seguirá jugando en las tres elecciones presidenciales que puede haber en el país entre el 2010 y el 2018. Quizá a él personalmente le encantaría estar en la presidencia en el 2019. Y esto por tres razones centrales: Primera: Se espera que para ese año las farc ya no tengan historia; Segunda: Para ese fecha, 7 de agosto del 2019, podría conmemorar el bicentenario del Estado colombiano destacando los aspectos militares y de cultura militar sobre su dimensión político simbólica; y Tercera: Uribe y su equipo esperan que para esa fecha ya estará en plena acción su modelo de Estado comunitario, cuya construcción la ha asumido el presidente como un compromiso de cada día.
De llegar a ser así, Uribe no cabrá en la historia nacional.

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Uribe, pues, parece haber recuperado la iniciativa acerca de qué es lo que se debe discutir, o medio discutir, o hacer a un lado y con que métodos y sobre la base de qué tipo de información, que no puede ser otra que la información del poder. Cada 48 horas le cambia la agenda de análisis y de reflexión a analistas e investigadores. Apenas estamos entrando por la superficie a un evento cuando centraliza otro. Así nunca llegamos, por decir lo menos, a la profundidad de la superficie de algo. Es por eso por lo que Atisbos adhiere con satisfacción a la propuesta de Jorge Mejía Martínez , quien nos invita a sacudirnos analíticamente de Uribe para entrar a construir una nueva Agenda nacional. En ésta, la forma de gobierno de Uribe sólo debe funcionar como una dimensión entre otras de una reflexión integral sobre los grandes problemas nacionales.

1. Marx, Carlos, Dieciocho Brunario de Luis Bonaparte, Ediciones Ariel, 1971.
2. Fals Borda, Orlando et Alia, La Violencia en Colombia, Edit.Taurus,2005
3. Melo, Jorge Orlando, “Cincuenta años de homicidios” El Espectador, Bogotá, agosto 16 2008.
4. Foucault, Michael, Vigilar y Castigar, 1972.
5. Singapur, Marlene, ¿Alguna Duda”, en, El Gusano en la Fruta, 15 de septiembre de 2008, http://criteriocolombianoblogspot.com/
6. Mejía Martinez Jorge, “Una nueva Agenda nacional” , septiembre 2008




























































domingo, 7 de septiembre de 2008

Atisbos Analíticos No. 66. 2006.

sábado, mayo 27, 2006
ATISBOS ANALÍTICOS No. 66


Colombia: ¿Elecciones democráticas ó privatización
armada de la política electoral?
Por Víctor Mario Estrada Ospina,* viestrad@univalle.edu.co,


Colombia ha iniciado el año 2006, en medio de una agitada campaña electoral orientada a garantizar la elección de nuevos miembros al parlamento, así como también, a la realización de la primera vuelta presidencial que se llevará a cabo el 28 de mayo próximo. En un ambiente de exaltación que tuvo como antecedente la larga deliberación de la Corte Constitucional sobre la propuesta de la reelección presidencial, los seguidores del presidente Uribe, recurrieron antes de que dicho fallo se produjera, a utilizar todo tipo de recursos utilizando de manera indebida los medios de comunicación privados, no sólo para presionar a la Corte sino también al mismo tiempo a los potenciales electores, con la idea por cierto mesiánica que ha caracterizado a este gobierno: ¿sino es Uribe!? ¿Entonces quién? ¡Tendrá que ser Uribe por todos los medios!

Producido el histórico fallo de lesa juridicidad en que incurrió la Corte Constitucional al aprobar la reelección de Alvaro Uribe Vélez, también entró en colisión con el Congreso al colegislar de hecho de manera indebida en la llamada ley de garantías electorales. Producida la trascendental decisión está terminó por dejar completamente tranquilos y satisfechos a los seguidores uribistas, que en los días anteriores en medio de la incertidumbre por el fallo, habían llevado a cabo todo tipo de desafiantes e indebidas presiones. En esas condiciones las elecciones del 12 de marzo, estuvieron mediadas por el hecho político de la reelección y por la personalización de la política en torno a la figura de Alvaro Uribe Velez; en los últimos quince días el candidato-presidente, violando la ley de garantías electorales, mediante un bombardeo televisivo - sin precedentes en la historia reciente del país- a través de los medios privados de comunicación, tomó partido por los distintos candidatos de las agrupaciones que lo apoyan, jugando un importante papel en la elección del nuevo parlamento.

La actual campaña electoral se diferencia a todas luces de la anterior contienda electoral realizada hace cuatro años, ya que son muchos los elementos del contexto interno y externo que han variado considerablemente. Sin embargo, es de resaltar que todos los colombianos asistieron en la pasada campaña casi que sorprendidos, al inicio de una nueva manera de hacer política a través de los medios privados de comunicación; el entonces precandidato Alvaro Uribe Vélez, con un bajo índice de popularidad en la encuestas disparó sus baterías en contra de los llamados “diálogos de negociación del Caguán”, logrando cohesionar y agrupar no sólo a las élites de la aristocracia en el poder, sino también a las empresas electorales enquistadas en los dos llamados “partidos históricos”.

De esta manera logró transformar rápidamente los diez millones de votos del “mandato por la paz” entregado a Pastrana, por un importante sector de la población colombiana; esta realidad fue rápidamente transformada en un apoyo mayoritario a favor de una bien calculada estrategia de seguridad democrática y por supuesto a favor de la guerra, con su muy conocido eslogan: “mano firme corazón grande”. Hay que reconocer que su carrera fue meteórica y en muy corto tiempo ayudado principalmente por el papel de los medios de comunicación privados y de las encuestas virtualmente manipuladas y en un contexto de aguda crisis del mal llamado “proceso de negociación del Cagúan”, finalmente, se impuso de manera contundente en la primera vuelta presidencial, contribuyendo con este nuevo hecho político a agudizar la crisis que venía padeciendo el bipartidismo tradicional en Colombia.

Esta fue talvez, la primera lección ejemplarizante que la política en Colombia había sido sustraída hábilmente del ámbito público, si en algún momento lo ha sido, para sustituirla por una nueva estrategia electoral y publicitaria que la reduce al espacio privatizado de hacer política. En esas condiciones y siguiendo la tendencia inaugurada en la pasada campaña, la actual contienda electoral se ha caracterizado por el influyente papel de los medios privados de comunicación, los cuales han orientado sus esfuerzos a crear la opinión virtual a favor de la reelección del presidente Uribe y la elección de sus seguidores ahora agrupados en varias pequeños grupos ó mejor facciones.

Por esa razón, esos mismos medios que durante todo su mandato continuaron publicando de manera sistemática manipuladas encuestas orientadas a mantener un elevado apoyo a la gestión presidencial, la cual se mantuvo invariablemente a lo largo del cuatrenio con un apoyo de más del 70%; ahora, resulta sorprendente por decir lo menos, que contando el presidente con un supuesto gran apoyo a su gestión, resulte de un momento a otro rajado por las propias encuestas. La reciente encuesta realizada y publicada por la Universidad de los Andes- Indepaz (enero de 2006), muestra paradójicamente que el gobierno de Uribe ha sido un gobierno pobre en materia de realizaciones; los resultados evidencian que el gobierno es rajado en los siguientes temas: esfuerzos por combatir la pobreza; estrategia contra el desempleo, rechazo de la politiquería; protección y promoción de los principios democráticos; lucha contra la corrupción; sanciones a los culpables por violar los derechos humanos; esfuerzos por lograr un acuerdo humanitario; labor para proteger los derechos humanos; preocupación por aplicar la constitución; finalmente, sólo aprueban con un tres raspado en los siguientes temas: acuerdos hacía la paz; políticas de seguridad y lucha contra el narcotráfico.

Desde el punto de vista de la lógica del análisis político no es posible explicar éste desfase entre las limitadas realizaciones del gobierno y la imagen de favorabilidad del presidente. Lo lógico sería sí se raja al gobierno en materia de gestión, que se castigara al presidente-candidato con un nivel de favorabilidad que guardara relación con los resultados negativos, pero esto no ocurre de una manera clara. ¿Cómo explicar éste desfase? La posible explicación no se puede dar desde el ámbito de la política, sino desde el ámbito de la comunicación, porque el presidente Uribe ha hecho del acto de gobernar una emoción televisada, logrando penetrar simbólicamente en lo más íntimo de la subjetividad de los ciudadanos y ciudadanas de un importante sector de la población colombiana, la cual lo ve y lo siente ideológicamente como una especie de mesias- redentor, y ésta realidad virtual, ha sido utilizada hábilmente desde el punto de vista ideológico por el candidato- presidente y todos sus seguidores.

Sin embargo, todos esos mismos medios privados con sus ideólogos y columnistas oficiales de turno, callaron cuando la encuesta de El Tiempo mostraba que mientras en diciembre de 2005, la intención de voto por el presidente Uribe era del 65.2%; descendió significativamente en febrero del 2006, en la intención de voto al 48.6%, dicha encuesta fue publicada en marzo 5 de 2006. Ahora que ha comenzado a desplomarse en las encuestas todos esos mismos medios callan y guardan prudente silencio, seguramente continuarán haciéndolo mediante la publicación de encuestas calculadas, ésta es la mejor evidencia que están en juego múltiples estrategias electorales y complejos cálculos políticos y estrategias publicitarias; sí bien la encuesta en el análisis político electoral constituye un instrumento que puede mostrar una tendencia con un margen de error posible, sí ésta es bien realizada con todos los requerimientos metodológicos y técnicos, también es cierto, que mal utilizada en el juego electoral se convierte en un poderoso instrumento ideológico, con el cual se puede mentir estadísticamente hablando, para influenciar y manipular la intención de voto de los potenciales electores. ¡En eso consiste el poder mediático de nuestro tiempo!

La privatización de la política constituye sin lugar a dudas una tendencia mundial, no es entonces, un fenómeno exclusivamente doméstico, la privatización de la política se ha venido construyendo con el establecimiento de un orden mundial globalizado, que termina como es obvio sacralizando el mercado ó mejor que reduce y empobrece la política a la democracia de mercado, descontextualizando y potenciando la pérdida de sentido de la política y de lo político. En esta dimensión como afirma (Ramoneda, 2000), “toda negación de la autonomía al espacio político es la negación de la política, el secuestro de la palabra a través de la cual el sujeto expresa su soberanía”.

Sin embargo, lo más grave en la época contemporánea es y será siempre que la privatización de la política como negación del espacio político, se expresa en que el lenguaje de la política se caracteriza por el uso de un lenguaje eufemista; por esa razón, “el lugar usual de expresión del político son los medios de comunicación mucho más que el parlamento, donde por otra parte el político se expresa siempre pensando en los medios. El lenguaje eufémico se traslada con suma facilidad a la prensa. Las palabras se repiten como gadgets, según las modas ideológicas, sin que nadie se pregunte de verdad sobre lo que quieren decir. La construcción del eufemismo es una tarea conjunta de políticos, ideólogos y periodistas. Pocas veces la prensa hace la tarea crítica de desmenuzar las palabras que componen el diccionario de la correción política. Es parte, Y, por tanto, cómplice de la construcción de éste espacio de la confusión calculada…El referente de toda comunicación ya no es la realidad sino la propia comunicación”. (Ramoneda, 2000, p. 218)

El contexto internacional

Sin duda alguna las elecciones para el parlamento realizadas y la próxima justa electoral a la presidencia de la república, se llevarán a cabo en nuevo contexto, tanto desde el punto de vista interno como en el plano externo. En el plano internacional el gobierno colombiano ha mantenido desde el comienzo una posición de irrestricta adhesión al gobierno norteamericano, lo que le ha permitido no sólo asegurar la financiación del llamado plan Colombia, hoy “plan patriota”, garantizando a su vez una cada vez más creciente presencia de asesores militares norteamericanos en el desarrollo de la guerra que se libra en Colombia. En ese sentido la política del gobierno colombiano no sólo le ha generado agudas confrontaciones con los países fronterizos como ha ocurrido con Venezuela y con Ecuador más recientemente; sino también, con el resto de países de América Latina, como lo fue en el sonado caso del apoyo que prestó a la guerra de Irak, postura en la cual Colombia se quedó prácticamente sola. En este contexto el panorama se volverá cada vez más complejo y el aislamiento que experimentará el país, será cada vez mayor como consecuencia de los procesos de integración que se vienen impulsando a nivel suramericano.

Un nuevo fenómeno se viene produciendo en América Latina al impulsar procesos de integración como el Mercosur y el Alba, que de alguna manera intentan enfrentar al ALCA y los tratados de libre comercio (TLC), que Estados Unidos viene impulsando con algunos países centroamericanos y andinos. Sin embargo, el gobierno colombiano ha preferido cerrar la “negociación” del tratado de libre comercio con los Estados Unidos declarando que lo firmará, defendiendo de manera obstinada la tesis que éste tratado le trae ventajas competitivas a Colombia y que por lo tanto favorece el interés nacional. Es cierto que el tratado favorece la producción de algunos sectores industriales (léase transnacionales), no de todos los sectores; sin embargo, lo mismo no sucederá con los pequeños y medianos industriales y con el sector agrícola el cual será el sector más perjudicado; el balance establecido por algunos gremios agropecuarios es contundente, las concesiones otorgadas por Colombia en el marco del TLC son mayores que las obtenidas por el país. Mientras Colombia otorgó a Estados Unidos entrada libre para 1,2 millones de toneladas de trigo, 2,0 millones de toneladas de maíz, 900.000 toneladas de torta de soya y fríjol soya y 200.000 toneladas de cebada, apenas obtuvo ingreso para 4.000 toneladas de tabaco y para 150.000 toneladas de azúcar; tampoco los cronogramas de desgravación resultan promisorios (El TIEMPO, Marzo 5 de 2006). Seremos pues obligados a reconvertir los producción agrícola y avícola en un país donde el maíz y el fríjol crecen silvestres; en esta materia Estados Unidos impuso finalmente sus condiciones, lo cual es coherente con su política de protección a la producción agrícola. En términos generales el TLC firmado por Colombia está en contra de los intereses nacionales y lesiona nuestra soberanía; en el corto plazo significará un aumento del desempleo, la desigualdad y la pobreza (se perderán 1.800.000 empleos); además, queda amenazada seriamente la salud, la seguridad y la soberanía alimentaria de la población colombiana. Finalmente, la firma de los tratados de libre comercio por el Perú y Colombia, constituye una amenaza para la integración de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), así lo ha hecho manifiesto Venezuela y Bolivia. Por lo tanto es de esperarse que se acrecentaran las tensiones políticas entre los diferentes países, con lo cual resultara erosionada la integración andina y perjudicada seriamente Colombia, ya que Venezuela constituye su segundo socio comercial.

En el campo político las distintas elecciones que se han venido produciendo recientemente en diversos países del área han significado la llegada al gobierno de disímiles fuerzas políticas de inspiración socialdemócrata ó de izquierda, producto de las derrotas que han sufrido las fuerzas políticas que representan posiciones de centro ó extrema derecha, defensoras abiertas y a ultranza del neoliberalismo, tan de moda ahora. Estos nuevos vientos que recorren a América Latina constituye sin lugar a dudas una reacción a la creciente pobreza, exclusión y desigualdad, generada por el modelo neoliberal que se ha venido imponiendo, producto del neocolonialismo que practican la miopes y retardatarias élites Latinoamericanas, las cuales se han dedicado a aplicar las orientaciones y las recetas suministradas por el Fondo Monetario Internacional; recetas que por supuesto no logran descifrar, ni interpretar la compleja realidad Latinoaméricana, por la sencilla razón, que esta es una teoría y una propuesta política pensada para resolver los problemas y dificultades propias de las economías desarrolladas y no de la economías subdesarrolladas del Sur como se les denomina ahora.

Es cierto que nuevos vientos políticos recorren esta diversa América Latina, sin embargo, Colombia continua siendo un país atípico; era de esperarse como efectivamente ocurrió, que las elecciones parlamentarias no traerían un cambio político fundamental en la composición de las fuerzas políticas presentes en el Senado y la Cámara de representantes. El Uribismo ya antes de las elecciones del 12 de marzo tenía una mayoría integrada por 74 senadores, producto de las transaciones burocráticas realizadas por el ejecutivo; además, de las embajadas y cargos diplomáticos entregados a familiares de muchos congresistas a cambio de su adhesión al gobierno. Aunque el presidente Uribe en su primera campaña presidencial prometió luchar contra el clientelismo y la corrupción terminó devorado y atrapado por ellas. Las elecciones realizadas recientemente han confirmado la consolidación de un gobierno de derecha y esa mayoría quedó representada en el próximo Congreso con 61 senadores, la cual puede convertirse en 70, si entran en esa coalición como seguramente ocurrirá los 7 senadores de Convergencia Ciudadana y los 2 senadores de Colombia Viva; la oposición ha quedado reducida a 30 senadores, constituida por el partido Liberal, el Polo Democrático Alternativo y el movimiento MIRA. En la Cámara aunque la diferencia no es tan holgada como en el Senado, de todas maneras, esta nueva composición política le permitirá al gobierno de Uribe si es reelecto contar con una amplia mayoría.

Contexto interno y elecciones en Colombia

Desde el punto de vista interno se debe señalar que desde que se comenzó a impulsar el proceso de apertura de la economía con Cesar Gaviria, los diversos gobiernos no han podido ó no han querido formular un modelo de desarrollo, que permita fomentar y potenciar las actividades económicamente productivas, para enfrentar el fenómeno creciente de desempleo, el cual registra en los últimos años una de las tazas más altas del mundo. El modelo que se ha instaurado en la práctica es un modelo recesivo con ajuste fiscal, del cual ha salido favorecido fundamentalmente el sector financiero; descargando todo el peso de la crisis de la economía sobre los trabajadores, mediante el recorte de las pensiones, desregulación y flexibilización laboral y el impuesto a las pensiones de jubilación, agenciando de esta manera el gobierno en la práctica, una política de redistribución de la pobreza. Ha impuesto además, reformas tributarias que han afectado los ingresos de quienes derivan rentas de trabajo, favoreciendo abiertamente a quienes derivan rentas de capital.

Estas elecciones sin duda alguna se realizan en un nuevo contexto caracterizado por nuevas realidades:

1. La reforma política y la ley de bancadas.

La reforma política apunta fundamentalmente a introducir cambios en el modelo electoral y en la ley de bancadas de los partidos. En cuanto a los principales cambios en el sistema electoral, se introdujo la lista única, el umbral, la cifra repartidora, lista cerrada, lista abierta y voto preferente; de otro lado la llamada ley de bancadas obliga a tener un comportamiento como partido y tiene como novedad el que se debe nombrar un vocero de cada bancada para eliminar las decisiones solitarias de los congresistas sobre lo grandes temas que deben discutirse en el próximo Congreso que se instalará el 20 de julio, las cuales girarán en torno a: el tratado de libre comercio; una reforma tributaria estructural; la reelección de alcaldes y gobernadores; la extradición; la reforma a la justicia; la reforma al estatuto de contratación; los derechos civiles para homosexuales y la ley de tierras. No obstante, la mencionada ley deja la ventana abierta para que los nuevos congresistas por razones éticas ó de interés regional voten a “conciencia” y no tengan un comportamiento político como bancadas; la mencionada ley 974 de 2005, deja finalmente a criterio de los partidos la reglamentación de éste aspecto en sus estatutos.

Aunque realmente es muy temprano, para evaluar los resultados y ante todo los efectos de la reforma política en las pasadas elecciones realizadas el 12 de marzo, lo cual es bastante difícil evaluarlo en el corto plazo. Su verdadero alcance tan sólo se puede examinar en el mediano y largo plazo, sin embargo, en el mismo proceso de escrutinio se armó un gran debate, en el que coincidieron tanto agrupaciones que resultaron derrotadas, como sectores triunfadores en la pasada contienda electoral; se dijo que faltó pedagogía en el manejo del nuevo tarjetón para que los electores lo usaran correctamente, que los electores se confundieron entre el voto en lista cerrada y el voto preferente, esta situación se ilustra tomando como base el elevado número de votos nulos, según estimativos esta cifra podría haber llegado a los tres millones de votos, siendo la alternativa más votada frente a la votación obtenida por los diferentes partidos; además, de un elevado número de votos en blanco y tarjetones sin marcar. El caso particular más llamativo lo constituyó la situación presentada con la circunscripción especial indígena para Senado, ya que las elecciones se tienen que repetir porque los votos en blanco superaron el 50% de los sufragios totales.

Todos estos hechos generaron airadas respuestas de los diferentes candidatos en contra del Concejo nacional electoral, sin embargo, el problema fundamental es analizar sí la finalidad de la reforma política logró al menos algunos de los propósitos que buscaba, veamos la situación: de las sesenta organizaciones que existían con personería jurídica antes de las elecciones, veinte se inscribieron para Senado, 6 con lista cerrada y 14 con voto preferente, de los cuales finalmente quedaron representados 16 “partidos” ó movimientos.

En ese se sentido se podría afirmar que se logró un limitado resultado mirado el asunto desde el punto de vista empírico-cuantitativo, al lograr tan sólo agrupar candidatos para superar el umbral, sin embargo, tan sólo se logró reducir en cuatro el número de “partidos” ó movimientos en el caso del Senado; en la Cámara quedaron finalmente representados diez “partidos” y se registró un caso insólito, 16 representantes a la Cámara quedarían como ruedas sueltas, ya que aunque sacaron suficientes votos para ganar su curul, a sus movimientos no les alcanzó para obtener personería jurídica, pues necesitaban al menos el 2 por ciento de los votos válidos de todos los departamentos.

Sin embargo, el análisis más importante que se debe hacer es de tipo cualitativo, desde esta perspectiva la reforma política se preocupó más por agrupar candidatos para superar el umbral, que por pensar el tipo de partidos y el sistema de partidos que debería tener el régimen político colombiano. “Los partidos no se preguntaron que demanda la sociedad. Solo se limitaron a sumar, a agrupar barones electorales, a convertir sus microempresas electorales, en mega empresas electorales, para pasar el umbral”. (Giraldo, EL TIEMPO, 15 de marzo, 2006).

Sí la reforma política lo que busca es la institucionalización y la consolidación de los partidos y de un sistema multipartidista de partidos- lo que no es nada claro en el espíritu de la reforma política- resulta preocupante por decir lo menos, que esta reforma política no distinga entre movimientos y partidos y permita la inscripción de facciones como “partidos” cuando en sentido estricto realmente no lo son. Las facciones en el mundo contemporáneo “no son más que la expresión de conflictos personales, de un comportamiento que valora el yo y desprecia al público. Como decía Burke, el combate entre facciones no representa más que una lucha mezquina e interesada por obtener puestos y emolumentos”. (Sartori,1992) Antes de las elecciones del 12 de marzo muchos grupos facciosos que ya se habían salido de los llamados “partidos históricos”, pero básicamente del partido Liberal, negociaron en unos casos, con el ejecutivo puestos y emolumentos, y en otros casos, se agruparon en facciones valorando el yo de sus aspiraciones presidenciales para el 2010.

El caso más patético, fue lo ocurrido con las cinco agrupaciones que apoyan al presidente Uribe, ante la imposibilidad de formar el “partido de Unidad Social Nacional (Partido de la U) antes de las elecciones del 12 de marzo, por el juego de intereses personales en pugna; estas agrupaciones seguramente con el aval del presidente-candidato, ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo, resolvieron como parte de una bien calculada estrategia electoral inscribirse como “partidos”- además la ley se los permitía- llevando a cabo una verdadera operación avispa, que les dio excelentes resultados y de paso incidieron en el resultado de la consulta liberal, potenciando candidatos distintos a Horacio Serpa, para que este no obtuviera la mayoría absoluta, buscando con ello su deslegitimación política con miras a la primera vuelta de la elección presidencial. Basta simplemente con tomar en cuenta los datos suministrados por la Regístraduria Nacional escrutado el 64.38% de los votos; sí se compara el total el total de votos obtenidos por el partido liberal 1.243.665, contra los votos emitidos en la consulta liberal 1.710.148, resultan más votos por la consulta liberal que por el partido; hubo incluso en el Valle del Cauca, mesas de votación donde ganó el partido conservador ó el llamado partido de la U, sin embargo, en ellas el candidato de la consulta liberal Rafael Pardo le ganó al candidato Horacio Serpa.

Sin partidos y sin un sistema de partidos ninguna democracia del mundo puede funcionar, los partidos son necesarios para la democracia, las facciones no, estas simplemente existen y por eso hay que combatirlas, porque defienden intereses personales y desprecian lo público. Los genuinos partidos políticos en un sistema político democrático, a diferencia de las facciones, están hechos y tienen razón de existir, para que cumplan con el papel de ejercer la representación – aunque esta no es su más importante función- los partidos ante todo deben existir para que sean instrumentos de expresión, de canalización y de comunicación de las demandas y necesidades de la población.

Más que conclusiones, algunas hipótesis se pueden dejar planteadas en relación con las elecciones realizadas el 12 de marzo. La campaña para las elecciones parlamentarias fue pobre en ideas, en propuestas, los partidos y los movimientos no se comportaron como tales, los candidatos dentro de una misma lista practicaron el canibalismo político, lo importante parecía ser obtener la curul a toda costa, independientemente de la suerte del partido o del movimiento, los candidatos no expresaban ni se identificaban con las tesis programáticas de su partido y mucho menos se interesaron por interpretar las necesidades e intereses de los electores. El ejemplo más interesante tiene que ver con la siguiente situación, en la Cámara hay partidos o movimientos que no lograron el umbral y por esa razón, no tendrán personería jurídica; sin embargo, sus candidatos curiosamente obtuvieron la curul respectiva.

En una democracia fuerte caracterizada por el desarrollo de una cultura política, el voto preferente puede ser un instrumento electoral valioso para que los electores reconozcan o premien los méritos de un candidato; pero en una democracia formal como la colombiana, que no existe como realidad conceptual y práctica, en el sentido estricto del término; además, mediada por el clientelismo y la corrupción, el voto preferente es un instrumento que en la práctica se convirtió en un mecanismo muy bien utilizado por los barones electorales, basta sólo mirar los resultados por regiones para comprobar esta realidad.

El fenómeno político de mayor trascendencia en las pasadas elecciones parlamentarias, estuvo marcado por una elevada abstención, la cual estuvo alrededor del 65%, del potencial de votantes que estaba constituido por 26´593.271 personas aptas para votar (incluyendo residentes en el exterior). Si bien se eligieron miembros de Senado y Cámara, la legitimidad de este evento electoral ha quedado seriamente en cuestión.

Finalmente, se debe destacar que en las pasadas elecciones legislativas, se produjo otro hecho político de gran significación para el futuro del país, la desinstitucionalización del régimen político bipartidista colombiano y su sustitución por la adhesión de las mayorías en torno a la figura política de Alvaro Uribe, lo cual significa la personalización de la política, todo mesianismo como es lógico termina en personalismo y éste necesariamente conlleva al caudillismo, con diversos grados de autoritarismo, paternalismo y populismo.

2. La negociación con las autodefensas y la ley de justicia y paz.

Colombia vive un conflicto armado interno hace casi cincuenta años, el mismo presidente Uribe después de negar de manera sistemática su existencia, ha tenido finalmente que reconocerlo, como una condición para poder iniciar un proceso de acercamiento con el ELN.
Los paramilitares aunque declararon una tregua unilateral y concentraron sus altos mandos en la población de Ralito, continuaron actuando en contra de la población civil en todo el país, violando de manera flagrante la tregua; ante esta situación el consejero de paz y el gobierno guardaron un prudente silencio, situación que contrasta abiertamente con la radical posición cuando hace cuatro años en su condición de candidato Alvaro Uribe a la presidencia, denunció las violaciones en el llamado proceso de “negociación del Caguán”. El informe de verificación de la OEA así lo constató cuando afirmó: hay “conejo” en desmovilizaciones. Un grupo entre 60 y 80 antiguos hombres de “Don Berna se quedo en la parte norte de la represa de Urrá en Tierra Alta (Córdoba), y hoy sigue manejando los cultivos ilícitos y la comercialización de la base de coca en la región.

Ya no usan camuflados, pero mantienen el control sobre la población civil de la zona. Y hasta realizaron un empadronamiento para imponer cuotas de producción de coca. El caso del Bloque Héroes del Tolová fue reportado en el último informe de la Misión de Verificación de la OEA que fue entregado ayer en Washington y refleja una situación que poco se conocía; la existencia de pequeños reductos de los grupos “paras” supuestamente desarticulados. Ellos según los verificadores “hacían parte orgánica de las estructuras armadas de los bloques desmovilizados y siguen desarrollando las mismas actividades delictivas en sus zonas de influencia”. Es una historia que se repite en Puerto Gaitán (Meta) con un grupo del Bloque Central Bolívar que no se entregó con los paras de Vichada; y en Sucre y Bolívar con dos bandas que quedaron activas a pesar de la desmovilización de 594 integrantes del “Héroes de los Montes de Maria (EL TIEMPO, marzo 2 de 2006).

Mientras se tramitaba la ley en el Congreso los paramilitares iban gradualmente desmovilizando sus frentes, hasta que el consejero de paz informo al país de manera oficial, que se habían desmovilizado aproximadamente 27.300 paramilitares, los cuales devolvieron menos de 14.000 armas. Sin embargo, no todas las estructuras paramilitares han sido desmontadas, como lo reconoció el mismo consejero de paz; en algunas regiones del país continúan operando y es evidente que los que se han desmovilizado han reservado parte de su armamento y mantienen intactas sus estructuras económicas y políticas en la práctica, lo que les permite a través de sus redes garantizar el control territorial, participando directa ó indirectamente en la política electoral, sus mismos comandantes afirmaron abiertamente que en la composición del Congreso que está terminando su período, tenían un 35% de sus miembros.

La ley de justicia y paz que promovió el gobierno, fue el resultado de un proceso de negociación que se inició con las organizaciones paramilitares, a partir del llamado “acuerdo de Santa fe de Ralito”; sin embargo, la mencionada Ley de Justicia y Paz en lugar de concertarse como un gran acuerdo nacional, con todas las fuerzas políticas presentes en el Congreso y en un debate abierto con la sociedad y sobre todo con las víctimas, quienes han sufrido en carne propia el desplazamiento forzado, (3´500.000 según cifras de la Iglesia y Codhes, en el período 1985- 2006); fue votada e impuesta por la mayoría parlamentaria, haciendo caso omiso de los innumerables cuestionamientos que diversos sectores de la sociedad nacional, como de la comunidad internacional, formularon sobre los proyectos presentados por el gobierno. Una vez aprobada la mencionada ley diversos sectores de opinión la cuestionaron enfáticamente, porque garantizaba un manto de impunidad, sacrificando al mismo tiempo la verdad, tan importante como memoria histórica en todo proceso reconciliación; además, fue criticada por negar abiertamente el pleno derecho a la reparación por parte de las víctimas. Verdad, justicia y reparación reclaman las víctimas a sus victimarios.

El reciente fallo de la Corte Constitucional ha disparado todas las alarmas, no sólo por parte del gobierno, sino también de los mismos comandantes paramilitares. El histórico fallo de la Corte, ha desatado todo tipo de polémica por el alcance que pueda tener sobre la Ley de Justicia y Paz; independientemente del alcance que pueda tener en el actual proceso de negociación con los paramilitares ó en los procesos de negociación futuros, el fallo demuestra claramente que el Congreso desconoció abiertamente el derecho internacional y que si existían vicios de inconstitucionalidad en dicha Ley, en ese sentido la Corte concede la razón en parte a los críticos de la mencionada Ley. La Corte respaldo la Ley de Justicia y Paz, pero dejó sin piso jurídico 11 expresiones y tres artículos con el propósito de preservar los pilares básicos de la ley: verdad, justicia y reparación, así lo confirmó el presidente de la corporación Jaime Córdoba Triviño. (EL ESPECTADOR , 21 AL 27 DE MAYO DE 2006)

3. Presiones de paramilitares y guerrilleros en las elecciones

Como ha venido sucediendo en todas las jornadas electorales realizadas en los últimos años, las fuerzas irregulares armadas han venido incidiendo en su desarrollo, tratando en unos casos de boicotearlas, en otros casos, utilizando su capacidad militar para obligar a la población a votar por determinados candidatos; las elecciones parlamentarias del 12 de marzo no podían ser la excepción, en efecto la fuerzas guerrilleras y paramilitares con distintos motivos mantienen su accionar en diversas regiones del país. Las FARC- EP después de un repliegue táctico, producido por la ofensiva lanzada por las fuerzas militares con el llamado “plan patriota”, orientado a copar el sur del país, donde se encuentra el estado mayor de esta organización guerrillera, iniciaron el 17 de diciembre de 2005 una campaña militar en 12 departamentos del país, la cual tiene como objetivo colocar en entredicho la política de seguridad democrática del gobierno y boicotear al mismo tiempo las elecciones en las regiones en donde ejercen el control territorial.

En ese sentido han realizado “amenazas, chantajes y acciones de violencia contra los transportadores en doce departamentos del país, así como atentados contra la infraestructura petrolera, vial y eléctrica en diversas regiones, buscan además atomizar la reacción de la fuerza pública, desconcentrar su presencia en los frentes principales del denominado “plan patriota” y tratar de desprestigiar la política de de seguridad democrática del presidente Uribe Vélez”.(El Espectador, 5 al 11 de marzo de 2006). Es evidente que aún cuando las fuerzas militares han logrado recuperar el control de las principales carreteras nacionales, las FARC mantienen su estructura intacta y tienen capacidad para pasar del repliegue táctico a la ofensiva militar; si estuvieran efectivamente derrotadas no tendrían capacidad para producir los golpes militares, que han realizado antes de las elecciones parlamentarias y de la elección en la primera vuelta presidencial. Las FARC han llevado a cabo paros armados en cinco departamentos y diversas acciones en los departamentos de Antioquia, Arauca, Caquetá, Chocó, Guainía, Guaviare, Huila, Meta, Nariño, Putumayo y Risaralda.

Según la Corporación Nuevo Arco Iris, los paramilitares intimidan en más de 100 municipios los cuales están en grave riesgo de alteración de las elecciones, que corresponden a 11 departamentos: Antioquia, Atlántico, Bolívar Cauca, Cesar, Córdoba, Magdalena, Meta, Norte de Santander y Sucre. “Unos porque se pueden volver a presentar las presiones abiertas o encubiertas que los paramilitares realizaron en las elecciones del 2002 y el 2003 y que les dieron una importante cuota de representación en el Congreso y una escandalosa captura del poder local, como lo han demostrado investigaciones realizadas publicadas recientemente…Es la presión para comprometer el voto en el norte y el oriente del país.
Otros por la campaña de terror que han lanzado las FARC en las últimas semanas. Asesinatos masivos de líderes políticos, como ocurrió en Rivera (Huila). Paro armado en cinco departamentos. Múltiples acciones orientadas a impedir que los electores acudan a las urnas. Es el sabotaje electoral en el sur y el occidente. La desmovilización y el desarme de las estructuras de la AUC no han conjurado el peligro de alteración de los resultados electorales en las zonas de predominio paramilitar, porque ya se sabe que esta desmovilización es parcial en muchos sitios y también porque se van a presentar los mismos dirigentes que fueron elegidos en los comicios anteriores mediante presiones. Sólo cambiaron de grupo”. (EL TIEMPO, marzo 5 de 2006) Es evidente que los paramilitares desmovilizados y ahora reinsertados mantienen sus estructuras económicas y políticas inalterables a la vez que mantienen sus retaguardias armadas en muchas regiones del país, lo que les confiere un gran poder para intervenir de manera abierta ó encubierta en la política electoral. Esta nueva realidad puede tener incalculables consecuencias negativas para el futuro del país, pues en cierta forma, estamos transitando hacía la institucionalización de la privatización armada de la política electoral; el país casi sin darse cuenta y sin tener mayor conciencia de lo que esto significa, está cayendo en la defensa institucional de la privatización armada de la política electoral .

Una mirada a la elección de la primera vuelta presidencial

Una mirada a la campaña presidencial en su primera vuelta, permite destacar un fenómeno inédito que se ha venido produciendo en los últimos días, es evidente una creciente polarización de la opinión nacional, mientras una franja se expresa a favor de la reelección del presidente Uribe, otra franja lo hace en contra de la reelección; en este contexto se ha venido fortaleciendo en los últimos días la candidatura presidencial de Carlos Gaviria por el Polo Democrático Alternativo. Aunque las últimas encuestas vaticinan el triunfo del presidente Uribe en la primera vuelta, todo parece indicar que si habrá segunda vuelta y que la verdadera encuesta se sellará en las urnas el próximo 28 de mayo.

Por los lados de la campaña del presidente Uribe, existe cierto grado de desasosiego y preocupación por la movilización nacional que ha logrado despertar el candidato Carlos Gaviria, incluso en un sector importante de abstencionistas. Sin duda alguna el candidato presidente ha cometido errores, como fue el no presentarse a los debates con sus demás adversarios políticos. La democracia sin pluralismo no puede funcionar ni consolidarse, es necesario que se confronten ideas, tesis y programas, para que los electores puedan escoger libremente por cual candidato se inclina. Pero la personalización de la política que ha hecho el candidato presidente Uribe, al negarse sistemáticamente a confrontar sus tesis como también sus realizaciones en el gobierno puede resultarle muy caro en términos de resultados; su aspiración de ganar en la primera vuelta con una votación abrumadora, como lo deseó también en el referendo esta hoy en cuestión. Amanecerá y veremos!

Una de las lecciones que hay que aprender de las últimas elecciones es que hay que aprender a hacer política simbólica, pero no para sujetar e imponer el autoritarismo, sino para redimir y crear condiciones para que los individuos se conviertan en sujetos políticos de su propia liberación.

Los académicos cuando generamos conocimiento ni transformamos ni mantenemos la realidad, pero cuando aportamos conocimientos para quienes son sujetos sociales y políticos esperamos que lo apliquen de manera creadora. Los académicos cuando se comprometen en la vida cotidiana y en las prácticas diarias como ciudadanos, están contribuyendo a los procesos de transformación social.


* profesor titular de la Universidad del Valle, Maestría en Ciencia Política, miembro de ECOPAIS, http://ecopais-atisbos.blogspot.com/ , y de REDUNIPAZ, Red de universidades por la paz y la convivencia.
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Atisbos Analíticos No. 65. Abril 2006.

martes, abril 25, 2006
ATISBOS ANALITICOS No. 65

Nota Introductoria:

Estamos a una semana de “BOJAYA”...Los actores del conflicto continúan, unos exacerbando la guerra, otros realizando acciones militares de doloroso impacto sobre los civiles y unos terceros usando todas las formas de lucha aún dentro de la institucionalidad. Que la lectura de este CRONICA ETNOBÉLICA, que constituye un acápite de un texto borrador, sea una ocasión de meditación , así como un momento de decisión para contribuir a construirle a esta guerra una salida social y democrática.


BOJAYÁ COMO HISTÓRICA PERVERSIDAD BÉLICA


Por: Humberto Velez Ramírez*; humbertovelez@andinet.com

Canto 25
BOJAYÁ

“Aunque murió hace tantos años / por allí debe andar mi padre / ... / ...tan errante, / ....tan llovido: ...”Pablo Neruda
“ Nos metimos a la iglesia porque pensamos que allí Dios nos protegería.” Ernesto Ortiz, quien en Bojayá perdió a su esposa y a dos de sus cuatro hijos.
“¡Dios mío!, ¿qué hemos hecho?”. Exclamación, de rodillas, en Bojayá, de joven guerrillera, combatiente ... .

Negros, ya no vivos, - niños y grandes –
vuestra sangre, aguas abajo por el Río Atrato,
ha llegado a los confines de los mares.

En las playas del Africa,
en la cresta ahora rosada de las olas,
la ven y la sienten tus hermanos negros.
Lloran y, bravos, tocan duro sus tambores.

Negros y blancos, ya no vivos, de los pueblos de Colombia
–niños y grandes, inocentes y pecadores-
vuestra sangre, hermanada
con las aguas,
ha pintado las nubes.
Ha tinturado los hilos de la lluvia.
Agua-rosa caerá sobre la tierra entera,
de ese color serán las lluvias perennes del Chocó... .
Nos mojará y nos hará pensarnos.
Y buscar.
Y luchar.
Gabriel Ruiz, 26 de julio 2002 (2)



“Al Infierno no lo conoció Dante, lo conocieron los habitantes de Bojayá aquel 2 de mayo”. (Uno de los Médicos que atendieron la Emergencia)


Como necesaria advertencia académica importa precisar que la observación que permitió recoger esta información, fue hecha desde unos lugares reales y simbólicos precisos y que, por lo tanto, no es expresión objetiva del suceso. Sólo una mirada sistemática pero limitada tanto por la complejidad del drama como por ser ésa la naturaleza de toda observación no importa que el que la realice sea un investigador social.

Siete días después de “Bojayá”, el Padre Antún deshizo los pasos hasta su iglesia. Venía por su crucifijo. Ahora no era más que una reventada imagen nazarena. Al llegar, un perro negro grandote salió a recibirlo. El Cristo estaba sobre dos copones y un cáliz retorcidos. En menos de una semana la capilla se había convertido en un criadero de diminutos gusanos hediendo toda ella a podredumbre. (3) El padre Antún oficiaba como párroco-misionero de Bojayá. (4)
Bojayá, por extenso y selvático, es el único municipio colombiano que tiene su propia “capital”, el poblado de Bellavista. Bojayá es la zona rural y Bellavista el poblado. En esta Comunidad afro-colombiana, el 2 de mayo del 2002, fue masacrado o, en su integridad física afectado, el 20.9% de sus pobladores. Como decir que de 1100 habitantes, 119 fueron masacrados, entre ellos 48 niños-niñas, mientras que 114 sufrieron graves heridas. Un horrendo y horroroso y abominable genocidio, el más histórico por lo perverso, de la más perversa guerra en la historia contemporánea de América Latina.

Dos actores del conflicto armado, las Farc y los paramilitares, sin más miras que la de la más radical pugna por el control de territorios poblados, hicieron trizas el corazón, el de carne y el simbólico, de una humilde aldea perdida en la manigua. Y todo ocurrió en ausencia de un Estado autista cuyas fuerzas armadas se hicieron las de la vista gorda cuando los paramilitares transitaron sobre sus narices.

“Dios mío, ¿qué hemos hecho?” (5), se vio llorando a una joven guerrillera cuando, en las orillas del río Atrato, medio atisbó la barbaridad realizada. Mientras tanto, “yo no sabía si estaba muerta. No sentía nada”, vivenciaba en el interior de la Capilla católica San Pedro Apóstol, Luz Nelly, otra joven de 19 años, ésta sí una civil desarmada, cuando, atolondrada, descubrió a su mamá viva pero atrapada entre un alud de cadáveres.

En el Chocó, departamento al que pertenece Bojayá, miles de niños mueren antes de cumplir el año. Allí, en esa afro-colombiana región, el 70% de su medio millón de habitantes languidece entre la miseria del dólar diario y la indigencia que sólo almuerza cuando la desnutrición no le resta fuerzas para lanzar el anzuelo al río. Como decir, un infrapobre colectivo humano que, bajo otras condiciones de guerra, podría abrirse al discurso de la “revolución social” de las guerrillas o al de “la dignidad humana” de los paramilitares. Pero, en realidad de verdad, del Chocó a farianos y paracos sólo les interesaba el control territorial de la región. Por otra parte, en ese selvático y lluvioso departamento, dada su estratégica posición geopolítica, algún día las internacionales construirán un Canal interoceánico, complementario o alternativo al de Panamá, amén de que en él ya ha empezado a tomar forma la economía de palma africana, el futuro del país de acuerdo con la nueva distribución latinoamericana del trabajo impuesta por los Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio. Allí, pues, “la ampliación de la cerca latifundista corre al ritmo de los intereses de las multinacionales y de los grandes sectores económicos del país”, como se señala en el estudio de “Noche y Niebla”.

Las Farc llegaron al Chocó en la última década del siglo veinte. Venían a asentarse en el Atrato Medio, el río-madre de los chocoanos. Como fantasmas en radical rencilla, tras ellos se vinieron los paras. Sus pares, si no ideológicos, por lo menos sí metodológicos, de las maneras bárbaras de practicar la guerra, divorciadas casi siempre de unos mínimos de dignidad humana. Con el advenimiento de farianos y paracos - representación y realidad de enemigos a muerte- el telúrico y afectivo río se fue transformando en el cementerio de miles y miles de cadáveres insepultos. Fue así como el río por antonomasia, la realidad cultural más cercana al corazón de los negros, devino en una simple referencia geopolítica de esos dos actores del conflicto armado. Más acá de Bojayá y aguas abajo del río, desde Riosucio hasta el Urabá bananero, el control lo tenían los paramilitares; pero, más allá de Bojayá, aguas arriba hasta Quibdó, la capital del Chocó, al río lo controlaban las Farc. A las Comunidades chocoanas, las insurgencias le habían expropiado el río. Como había acaecido siempre en su vida cotidiana, ya no podían disponer de él a su amaño: Ni para orillarse a soñar; ni para la imprescindible pesca de subsistencia; ni para el obligado viaje fluvial; ni para la lúdica nadada cotidiana; ni para el íntimo amorío. Como rabió un raizal poblador, “el río es la vida para nosotros. Para un pueblo que pesca, siembra, lava, se transporta y recrea en el río, quitarnos el derecho a usarlo es arrebatarnos la vida misma y esto era lo que habían hecho con nuestro Atrato los guerrilleros y los paramilitares, nos recortaron la aletas de los sueños con las que todos los días navegábamos por sus aguas...Nuestra carretera está hecha de agua”. Y tan atávica y sólida es ésta colectiva representación fluvial que por donde quiera van corriendo las aguas del Atrato los pobladores se las van apropiando agregándoles un “dó”, palabra que significa “río” en dialecto Emberá, a su respectivo poblado, así: Bagadó, Bebedó, Buchadó, Curvaradó, Chintadó, Docampodó, Domingodó, Guaguandó, Juradó, Munbaradó, Opogodó, Profundó, Tadó, Tandó, Taridó, Torrendó, Tutunendó y Yerretruandó. (6)
Ya para las primeras semanas del nuevo milenio, el Chocó se había convertido, entonces, en un referente geopolítico de los proyectos estratégicos de paracos y farianos. Estos, bajo la inspiración de Noel Matta, alias “el Viejo Efraín”, otro de los históricos de las Farc, buscaban instalar en la zona la más sólida retaguardia. Primero, como base para jalonar una contraofensiva orientada a recuperar el Urabá bananero, viejo santuario de los hombres de “tiro fijo”, de donde los había expulsado Carlos Castaño, el jefe de los paramilitares; segundo, para tomarse por asalto los corredores del narcotráfico hacia el Pacífico exterior y, finalmente, para asegurarse el abastecimiento diario desde Panamá. Pero, fueron los paramilitares, que no el Estado, los que decidieron atravesárseles en el camino. Se vinieron, entonces, hasta Vigía del Fuerte, una población, río Atrato de por medio, a 2800 metros de Bellavista. Pero, cosa extraña en esta historia de guerra, un teniente de la policía les advirtió,”no señores, les dijo, nosotros aquí somos la autoridad legítima y no necesitamos su apoyo”. Por las razones que fuesen, los paramilitares se marcharon. En marzo del 2000, los farianos llegaron a Vigía del Fuerte. Venían en busca de “algo”. Mataron 21 policías reteniendo a otros 10 y, de casa en casa, sacaron a 8 civiles. Era por ellos que venían, dizque “por auxiliadores de los paracos” y, arrodillados, los fusilaron en público. Pero, como también venían por “territorio poblado”, allí se quedaron. El 21 de abril del 2002, del norte regresaron los paramilitares. Eran unos 300 hombres pertenecientes al Bloque Elmer Cárdenas de las autodefensas de Córdoba y Urabá. Venían a recuperar la zona. “Partiendo desde Turbo, pasaron por Punta de Turbo (retén permanente de la Marina que exige la documentación y una requisa), siguieron por Riosucio (retén permanente de la Policía Nacional) y siguieron a BellaVista-Bojayá (retén permanente del Ejército”. (7) Fue así como seguros en sus pangas, bajaron el río Atrato en un viaje de tres días y de 220 kilómetros y nadie los vio pasar. Fue por eso por lo que, perplejo, Paco Nadal, periodista de El País de Madrid, se preguntó por CARACOL:” ¿Cómo pasaron siete pangas (embarcaciones) frente a una base de la Armada en Riosucio?

El día anterior, los farianos habían abandonado el casco urbano de Bellavista. Alfredo Pitayá, un negro grandote de 32 años a quien la movida le había parecido extraña, empezó a cavilar, “¿no me había dicho su Comandante apenas ayer, meditó, que como ellos mandaban en la población, de ella no se moverían?, aquí algo raro va a suceder”. Al día siguiente, la angustia se apoderó de su ánimo cuando vio ingresar a Vigía del Fuerte ese ejército de paramilitares. “Dios mío, se dijo, hemos quedado en vilo entre los dientes de la más peligrosa tenaza”. El 30 de abril el nominal Inspector de Policía de Bellavista, Luis Eduardo Mosquera, buscó al Comandante de los paracos para advertirle que la Comunidad era neutral. Aquel se limitó a decirle, “tranquilo, hombre, que a ustedes nada les va a pasar”. En esa declaratoria exigían “respeto por los lugares de habitación y por los sitios de encuentro de la población civil “. Esa postura de neutralidad habían empezado a construirla desde 1999 cuando los paras, junto al cooperante vasco Iñigo Egiluz, asesinaron al padre Jorge Luis Mazo mientras le repartía alimentos a la población. (8)

En cuestión de horas dos mil farianos, con la manigua como trinchera selvática, blindaron a los paramilitares alrededor de un espacio que cubría el círculo que encerraba las dos poblaciones. Para los farianos, Bellavista y Vigía del Fuerte eran su escudo humano mientras que para los paracos lo era el primer poblado.

Como en un relato garcíamarquiano, el de Bojayá había sido un pueblicidio anunciado. Ocho días antes, el Defensor del Pueblo había oficiado a las autoridades nacionales competentes que 300 paramilitares avanzaban hacia Bojayá para disputarles a las Farc el control socioterritorial sobre la zona. Desesperado ante el apabullante silencio de todas ellas, el 2 de mayo re-ofició reiterando y advirtiendo y ese mismo día 119 humildes colombianos fueron masacrados viniendo enseguida la ira nacional, así como la más aterrada reacción de la opinión pública internacional. Los oficiados, entonces, ahora sí con la más inútil de las prisas, se deshicieron en condenas, defensas y excusas. Que dada la ola invernal desplomada sobre esa selvática región, los helicópteros no habían podido llegar, dijeron los primeros. Esto no obstante, nadie pudo explicar por qué y cómo, a pesar de la manigua y la lluvia y la neblina, en la burda pista de Vigía del Fuerte en esos días había aterrizado la avioneta de alias “el Alemán”, uno de los jefes de los paramilitares. Que dada la dificultad para reagrupar tropas, habría sido un suicidio enviar 200 0 300 soldaditos a enfrentar a más de 2000 insurgentes, manifestaron unos segundos. Que, aunque ya definido, el sistema de alarmas ese día había fallado, que las alertas se habían quedado enredadas entre jerarquía y jerarquía, en fin, que todavía no se había precisado a qué institución le correspondía supervisar que los responsables actuaran, fue lo que apuntaron unos terceros. (9) La verdad fue que en la época de las comunicaciones al segundo, el Estado, como realidad militar, tardó cinco días en llegar desde Bogotá hasta Bojayá. Cansado llegó a las 6pm del 7 de mayo en un buque nodriza del Ejército colombiano.

A las seis de la mañana del 1 de mayo los paras se vieron sorprendidos con los primeros disparos de la guerrilla. Uno de ellos atravesó a su Comandante “Ca- milo” cuando regresaba de Vigía del Fuerte donde la Comunidad le había advertido su autonomía. En escaramuzas se fue yendo el día. Bajo el liderazgo claro y comprometido de tres sacerdotes católicos, unas 300 personas se refugiaron bajo las alas protectoras de la capilla de San Pedro Apóstol. Contra toda realidad bélica, se representaban que donde los dioses habitaban, las balas no entraban. En muchas partes, es común ver un aviso que, colgado de la puerta de la Iglesias, reza, “siga, pero sin el perro”. En Bojayá, en contraste, a la gente la esperanzaba la advertencia explícita que se leía a la entrada de su capilla, “siga, pero sin armas”. De los otros 800 pobladores, unos pocos se acomodaron en la Casa cural, así como en el convento de las Hermanas Agustinas mientras que otros, los más desesperados, cogieron río arriba o río abajo o vadearon el Atrato hasta Vigía del Fuerte. Un grupo amplio, los más baquianos, se internó en la manigua. En una casa de madera del poblado, solitario, permaneció un corazón petrificado: Dionisio Valencia que, la noche anterior, había soñado que “estábamos en una casa y las llamas nos rodeaban y no nos dejaban salir”, se acurrucó a rezar en un rincón de su choza durante 28 horas. (10)

La masacre se inició en forma el 2 de mayo a las seis de la mañana. Hacia las diez, un grupo de paramilitares se atrincheró alrededor de la capilla. A una distancia de unos cien metros, los farianos lanzaron tres cilindros de gas. El primero cayó sobre una edificación cercana. El segundo se fue más allá del puesto de salud. Pero, el tercero, el desgraciado tercero, cortó el espacio, hizo con las tejas de eternit del techo de la capilla un montón de afilados cuchillos que, rebanando todo lo que encontraban a su paso, rostros, desesperos, cuellos, terrores, pechos, bramidos, brazos, angustias, piernas, gritos, rabias, vientres, le oficiaron al Cristo del altar 119 víctimas, entre ellas 48 victimitas, niños y niñas, que todavía no habían aprendido a odiar. Fue ése el sangriento oficio del ritual perverso de la guerra. Atropellándose unos a otros, los pocos sobrevivientes, unos 70 de los 300, arrastraron a sus heridos en feroz carrera con la esperanza de que su telúrico y adorado río los salvara. “Lo que vino después, se lee en el relato etnográfico de Carolina Lancheros, fue horrendo: gente desmembrada buscando la salida. Llantos, gritos y angustia. Los que apenas se daban cuenta que estaban vivos reaccionaban y huían despavoridos. En medio del caos, el padre Antún vio a un hombre sin cabeza caminar por el centro de la iglesia y, perplejo, invocó a Dios y al ánima de su madre muerta dos meses atrás. (11) Sobre la improvisada marcha Luis Eduardo Mosquera improvisó un trapo blanco que entregó al Padre Antún, quien en pleno territorio de guerra en caliente, prefiguró la más inédita e histórica movilización de la población civil: “¿Quiénes somos? Población civil. ¿Qué exigimos? Respeto por la Vida”, eso fue lo que medio alcanzaron a vociferar a sus victimarios las aplastadas víctimas de la guerra.

Al llegar al río, en las pangas de los paracos y en canoas plataneras trataron de cruzarlo pero, en medio del enredo, la desesperación, el desaliento y las limitaciones de embarque, el río no les alcanzó. Habían olvidado que el Atrato ya no les pertenecía. También algunos guerrilleros rasos, avergonzados, facilitaron el traslado en bote de algunos heridos hasta Vigía del Fuerte. “Les ví gestos de dolor, también les ví lágrimas, pero el daño ya estaba hecho”, recordó Julio César quien, en ese momento, bañado en sangre, cargaba a un niño con una esquirla enterrada en su estómago. Pero, recuperemos a Luz Nelly, quien hallándose cerca de la puerta, alcanzó a abrirla cuando la tercera pipeta hizo de la capilla una densa nube de polvo blanco. Ella iba encabezando aquel desfile de mutilados cuando el recuerdo de su madre la volteó en dificultosa reversa: al ver que nada le había pasado, quise ayudar: “ví gente correr sin un pie o sin una mano, ensangrentada y mutilada y me propuse sacar los niños, no sé cómo hice, pero los cogí como racimos de plátano...Los niños llevaron la peor parte, no sólo murieron 48, si no que había que verlos correr, gritar e incluso llorar encima de los cadáveres de sus padres”. (12)

Abandonados por su río, muchos se internaron en la manigua. Aturdida, al ver pasar aquel ejército de mutilados, la joven guerrillera, acodada sobre la culata del fusil, no cesaba de llorar, “Dios mío, ¿qué es lo que hemos hecho?”. Ya en la manigua, empujándolos para que nadie se quedara, iba el padre Janeiro Jiménez Atencio. Cuando se topaban con un paraco o con un fariano, de rodillas les suplicaban que no los mataran, que tuviesen compasión, que ellos no estaban con nadie, que eran una Comunidad neutral. Al Padre Janeiro que, vigilante, avanzaba por la cola, de un momento a otro la selva se le cerró evaporándose en el abismo de la manigua, de las ciénagas y los pantanos.

Los guerrilleros de las Farc todavía no sabían lo que había pasado. Por eso cuando apareció aquel ejército de gente semidesnuda, lisiada, mutilada no lo podían creer. El Comandante Chucho se limitó a decir que lamentaba el error. “Esto es la guerra, así de dura es la guerra”, dijo pensativo y, de inmediato, ordenó continuar la ofensiva. Desde tiempo atrás, escribió Julio César, “el dueño de las caudalosas aguas del Atrato se llamaba “chucho”, un comandante de las Farc que de tanto pensar en el futuro de los otros, decidió desaparecernos para que no sufriéramos y que cuando en Bojayá vio pasar la primera panga con sábanas blancas repletas de manos sin dueño y niños sin piel, sólo atinó a decirnos “metimos la pata” “.

El día 3 de mayo los paramilitares se replegaron a la selva, las Farc permanecieron en su sitio y las dos poblaciones quedaron vacías, Bellavista con sus cadáveres y Vigía del Fuerte con su miedo. Los combates postmasacre continuaron un poco alejados. En la mañana del 4 de mayo Lascario Miller le leyó al Comandante de las Farc lo que la Comunidad sobreviviente había decidido: “Después del repudiable hecho en el que fueron masacrados 119 hermanos”, como Comunidad neutral “les exigimos que se vayan para terminar de darles cristiana sepultura”. El Comandante guerrillero se limitó a reiterar, “lamentamos, lamentamos el error”. El sábado 5, una breve “tregua” permitió el aterrizaje de dos helipcóteros del Programa Aéreo de Salud de Antioquia, que se llevaron a las 18 personas más graves. El domingo 5 con 500 mercados la Iglesia llegó primero que el Estado. Para este día los combates habían arreciado en los alrededores. Al retar el miedo, un grupo conformado por sacerdotes y habitantes inició la recolección de cadáveres. Al ingresar al templo encontraron a un joven todavía vivo que había cumplido ya varios días con una varilla enterrada en el estómago. Había sobrevivido gracias a la curia de la loca del pueblo. De aquella que proclamaba tener más de 200 años y alrededor de 35 hijos. Ella que se sentía la madre de todos los negros, contó que esa noche “salvó personas y juntó cuerpos y cómo a veces, cuando no coincidían, juntó dos manos derechas o dos pies izquierdos, e incluso, intentó unir cráneos a las espinas dorsales”. A la orilla del río los fueron apilando en una embarcación. `Por irreconocibles, su identificación resultaba imposible. No había sobreviviente sin dolientes: nuestra ya conocida Luz Nelly había perdido cuatro tíos y cuatro primos; y a la familia Polanco Chaverra, de 25 miembros sólo le quedaban 3. El lunes 6, “triunfantes” ya las Farc, se terminó la recolección de cadáveres. En un lugar seco al sur de Bellavista abrieron una fosa que los acogió a todos. En dos bolsas de polietileno habían recogido los restos esparcidos por todos los rincones de la iglesia. El martes 7 llegó el Estado.

En los días siguientes los Eduardo Mosquera, los Dionisio Valencia, las Nelly Mosquera, los Padres Janeiros y los Lascano Miller, vale decir, los poquitos que no se habían ido o que, al irse, habían regresado, con los ojos enrojecidos y el alma colectiva en astillas contemplaron una interminable hilera de pangas y canoas cargadas de racimos humanos. En un interminable ir y venir, bajaban y subían todo el día por el río. Durante esa semana las Naciones Unidas contaron más de 30.000. Desenraizados, se sumaban a los dos millones de desterrados que, expulsados de la “patria chica”, para casi todos ellos la única patria, extraños y mal mirados, deambulaban por todos los rincones del territorio nacional.

En las mañanas y tardes y atardeceres y noches siguientes, los hijos del Atrato, con los nervios en punta, sentían que sus muertos no se encontraban en paz. “Los velorios, el novenario, los alabaos, las oraciones, los adulatorios y los responsorios, rituales propios de los negros, se habían quedado sin realizar” Las “cantadoras”, sobre todo, sabían más que nadie lo que significaba pasar por alto esos protocolos mortuorios. “Los 48 niños masacrados, por otra parte, se habían quedado sin el ¨”guali”, esa costumbre africana, conocida también como “chiguala” en la que el cuerpo sin vida del pequeño es alzado de mano en mano mientras se canta, se baila y se juega con él”. (13) Era así como las Comunidades negras festejaban al niño que, muerto, se escapaba de la esclavitud. Ahora, no habían tenido la ocasión de festejarlos por haberse librado del infierno de la guerra.

Desde entonces y no obstante “Bojayá”, sus habitantes raizales no han perdido las esperanzas. Como escribió Apolonio Mendoza, “¿quién no ha perdido algo en la guerra? Algunos a la madre que no volverá con su cabello cenizo del fogón ardiente, otros al hijo que llevaba a pescar y nadar desde la primera mañana en que vio el Atrato y cientos al esposo repleto de risa en la tarde y viche en las noches... pero de nosotros depende que el encuentro con los que se fueron, no nos halle sentados en el mismo pilón de rabia, sembrados como tambos, dormidos sobre las hamacas de la venganza esperando que un dios terrible y sanguinario los convierta en el mismo olor nauseabundo que absorbía la alegría de Bellavista”. (14)


FUENTES

1. Ver
2. http: poetsagainstthewar.org//displaypoem.asp?AuthorID=19325$453077081 ;ver además, htpp://www.poetasdelmundo.com/verlnfo.asp?ID=950
3. Arboleda García, Javier, “Bojayá se en una Fosa común”, en, www.derechos.net//colombia/messages/512.ttml
4. Para esta reconstrucción de los hechos se trabajaron los siguientes documentos:htpp:elpaiscali.terra.com.co/historico/jul102005/NAL/A1810N1.html; Semana, los números correspondientes a mayo y junio del 2002; Dick, Emanuelson, “Los trágicos sucesos en la Iglesia de Bojayá” 22-5-92, http: //wwww.rebelion.org/plancolombia/emanuelson270502.htm; “Bojayá-Emergencia humanitaria en Escalada” , PCS INTERNAL Informe , 12-04-2005 , http://www.pcslatin.org/ ;OACNUDH , Informe sobre la Misión de Observación en el Medio Atrato, 20-05-2002 ; 5. Lancheros, Carolina y Rincón, Julián, “Bojayá 2002, un Pueblo entre el Miedo y los Medios”, en, Actualidad Étnica, PAE No 208, 23 de febrero de 2006, www.etniasdecolombia.org ; “El Medio Atrato: La Historia no contada, en Clave geopolítica” ,. http://www.nocheyniebla.org/casotipico/casobojayapdf .
5. Semana, No.
6.“La Bojayá que se está forjando”, en:
http://www.yaigos.com/guerrilleros/16790/
7. Informe de la OACNUDH, p.8
8. Lancheros, Carolina, relato citado.
9. Semana; Informe de la OACNUDH, pgs.8-9.
10. Semana,
11. Lancheros, Carolina, relato citado.
12. Arboleda García, Javier, relato citado.
13. Lancheros, Carolina, relato citado.
14. Mendoza, Apolonio, “Bojayá reflexiona”, 8-14-2005.


A T I S B O S A NA L I T I C O S No 65, Santiago de Cali, abril 30 de 2006, Humberto Vélez Ramírez, profesor del Programa de Estudios políticos, IEP, Universidad Valle ; miembro de REDUNIPAZ, Red de Universidades por la Paz y la Convivencia; Presidente de ECOPAIS, Fundación: *Estado *Comunidad *País: Director Ejecutivo, Aberto Villamizar , funecopais@gmail.com, Nuestro Lema: “Un nuevo Estado para un nuevo País.

Especial para:

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Atisbos Analíticos No. 64. Abril 2006.

domingo, abril 02, 2006
Atisbos Analíticos No. 64

El actual Debate entre Intelectuales en Colombia: una Reflexión entre
Sordos por Distantes.
Por: Humberto Velez Ramírez


No es que no deseen oírse, es que no alcanzan a escucharse, pues escriben desde muy distintos y aislados niveles y escalas de reflexión y de análisis. Mirado así el evento intelectual, el debate no deja de arrastrar una buena dosis de irrespeto, así como de evidenciar cierta pretensión de sobreimposición intelectual y de pensamiento único por parte de los críticos implícita o explícitamente identificados con el establecimiento.

En Colombia esa reflexión-debate sobre si en Colombia se había construido o no institucionalidad la inició unos años ha un destacado colombianólogo, Malcolm Deas, recogiéndola y desarrollándola desde un enfoque dado de la academia el historiador Eduardo Posada Carbó. El inglés nos previno entonces contra la obsesión de muchos estudiosos por agotar la historia colombiana en la más radical y generalizada violencia. Por supuesto, que no todo ha acaecido así en la historia colombiana. Y para evidenciar la invalidez de esa idealización negativa bastaría el examen de la historia colombiana período por período, espacio de relaciones sociales por espacio de relaciones sociales, modalidad de violencia por modalidad de violencia, región por región y hasta corazón ciudadano por corazón ciudadano. Claro que no todos nuestros conflictos han tenido salida por las vías violentas como para fundar la legitimidad teórica de la categoría “Cultura de la violencia”. Esto no obstante, para no seguir dejando desparramadas las distintas modalidades de violencias, que han sido una constante histórica, cada día que pasa creo pertinente el uso de la categoría “Subcultura de la violencia estatal”. Como para destacar que sí ha habido un ámbito de la vida social del país en el que la apelación a la violencia ha hecho “cultura”: el de las luchas por acceder al control del Estado, así como a las formas más importantes de poder y de autoridad en la vida social. No es que alrededor del Estado no se haya construido derecho positivo, institucionalidad estatal y culturas estatal y legal. Estúpido sería desconocerlo. Pero ocurre que a casi ya dos siglos, 1810-1819, de haberse iniciado la formación del Estado colombiano, ahí continúan Estado-paramilitares y guerrillas enfrentados armadamente alrededor del asunto estatal. Que el Presidente, al ideologizarlo, denomine a ese fenómeno “violencia terrorista,” no l e borra al evento su naturaleza “ontológica”

Pocas semanas ha, el ingeniero-economista Alejandro Gaviria trasladó a la prensa una versión dada de ese debate. Acusó a literatos y periodistas, Oscar Collazos, Laura Restrepo, Santiago Gamboa, Daniel Samper, es decir, a la oposición “escrita” al Presidente Uribe, de caer, “por desconocimiento involuntario o por desidia intelectual”, ya en el fundamentalismo social ya en el miserabilismo intelectual ya en el misionalismo evangélico. Es decir, los cuestionó por desconocer o postular que en Colombia no había habido desarrollo económico y social y político y cultural en las últimas décadas.

En mi concepto Gaviria se equivocó de contrincantes, pues los literatos se mueven más en la ficción que en la realidad y los periodistas, por muy analíticos que sean, como es el caso de Samper, no tienen la función de investigadores sociales. Los intelectuales en general leen el país desde la óptica que más se acomode a su formación, horizontes de vida y estética de existencia. Por lo general, leen la nación desde la literatura para echar a volar sus sueños sociales, sugerir el dolor que les causa el que muchos carezcan de “alas” y hasta para inventarles “vuelo” a los que repugnan de ellos. Los literatos, entonces, no podrían decirles a los que han idealizado la institucionalidad por qué caminos ésta fue construida ni señalarles a sus críticos que la práctica social diaria empíricamente nos evidencia a toda hora que más que institucionales los colombianos tendemos a ser para-institucionales. Que esta nación más que como institucionalidad, a ésta se la deja para que cumpla una importante función simbólica, existe es como para-institucionalidad.

Tercio, entonces, en este debate, con una reflexión presentada en mi libro SECUESTRO: “Para muchos, la hipótesis explicativa sobre la Sociedad de crimen resultará sin duda una explicación pesimista y desesperanzadora. Casi nihilista. Sin embargo, de paso ya lo advertimos. De modo gratuito, no se debe trabajar con el implícito de que en esta sociedad colombiana en casi dos siglos de existencia no se ha hecho algo bueno, funcional o importante. Desde la más pesimista mirada de nuestra historia, así lo han asumido, en la práctica, algunos intelectuales. Sin embargo, estúpido, soberbio e intelectualmente infantil sería pretender ocultar importantes iniciativas y proyectos y realizaciones asociadas a la construcción ya de Estado ya de Nación ya de Ciudadanía. Habrá que destacarlo, aunque la corrupción y el rentismo y la politiquería hayan sido siempre el aceite exigido por la máquina estatal-privada que los ha sacado avante. Esto no obstante, importa resaltar cómo el primero, y la segunda y la ternera nacieron enfermos. O se enfermaron en el camino y de la penosa enfermedad no han podido salir. Quizá al hablar sobre ventajas y desventajas en nuestros esfuerzos históricos de construcción de país, los analistas no nos pongamos de acuerdo en el memento de jerarquizar bondades y perversidades. Pero que ha habido mucho tanto de las unas como de las otras, claro que lo habido. Al equilibrar miradas podría decirse que los grandes avances, todos ellos rodeados de peligros y obstáculos y amenazas de retroceso, se han dado alrededor de los empeños por construir alguna realidad de institucionalidad democrática. Importantes expresiones al respecto han sido, en las dos últimas décadas, la concertación realizada alrededor de la Constitución de 1991. La ya empujada y dificultosa tendencia de la legitimación de las armas como metodología de acción política. La constante histórica de opción electoral no obstante sus miserias y pecados. El advenimiento de opciones de nueva izquierda a la gestión local. La histórica experiencia de vida ciudadana alrededor de la Acción de Tutela. Y finalmente, la progresiva toma de conciencia ciudadana alrededor de la perversidad asociada al uso privado o familiar o corporativo del Estado, sus recursos y su cultura. Emergentes aunque todavía no consolidadas realidades como éstas no pueden quedar borradas y, ni quiera oscurecidas por las grandes perversidades” de esta Sociedad: la guerra interna y sus redobladas consecuencias perversas; el narcotráfico; el paramilitarismo; la corrupción estatal-privada; la regulación parainstitucional de las conductas ciudadanas; la profundidad de las miserias, tanto la social como la simbólica; la obsolescencia del Estado y sus Instituciones centrales; y la reelección como quiebre de la institucionalidad constitucional, así como de las lógicas de la legislación.

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"Atisbos Analíticos No 64; Cali, Marzo 2006; Director: Humberto Vélez Ramírez; Profesor del Programa de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos, IEP, Universidad del Valle; miembro de REDUNIPAZ, Red de Universidades por la Paz y la Convivencia; Esta es una publicación mensual de ECOPAIS, "Fundación Estado*Comunidad*País*," Nuestro Lema: “Un nuevo Estado para un nuevo País."
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Atisbos Analíticos No. 63. Marzo 2006.

jueves, marzo 16, 2006
Atisbos Analíticos No 63,
Santiago de Cali, Febrero 2006,
Director, Humberto Vélez Ramírez, humbertovelez@andinet.com ,
profesor del Programa de Estudios políticos, IEP, Universidad del Valle; REDUNIPAZ, Red de Universidades por la Paz y la Convivencia; ECOPAIS, Fundación Estado*Comunidad*País,”Un nuevo Estado para una nueva Nación”.
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ENSAYO
CUANDO LA TELEPOLITICA EMPIEZA A DESFALLECER:
¿ES URIBE VÉLEZ EL HISTÓRICO ESTADISTA QUE EL PAIS
NECESITA?


“Cuando los sábados, a través de la televisión,
realiza sus consejos comunales y ofrece poma-
das para las várices, regaña a los oficiales del
ejército o saca matas de coca en la Macarena
antes de que lleguen las farc para dar sensa-
ción de seguridad, yo pienso: algún día le va a
fallar la estrategia”. (Alvaro Leyva Durán, El
Espectador, 29 enero- 4 febrero 2006, p.7A).




ABSTRACT

Introducción
1. Cuando las Estrategias simbólicas empiezan a fallar
2. Uribe: del Predominio de lo simbólico a la Imposición de la Realidad
3. Los potenciales Boquetes del Desinfle de Uribe
4. No obstante la Mediocridad de su Tele-gobierno, Uribe continúa siendo el más Admirado
5. Uribe y el problema del Estado en Colombia
Conclusión provisional

INTRODUCCIÓN

Cuando, en histórico acto, la Corte Constitucional incurrió en el ilícito de lesa juridicidad al formalizar en definitiva la reelección, no la general, lo que podría haber sido acertado, si no la de Alvaro Uribe Vélez en particular, éste, atento y solícito, proclamó que los historiadores del futuro evaluarían el acto, pero que por ahora sus responsabilidades eran con el pueblo, que no con la historia. (1) Al cuestionar este enfoque práctico de la historia como simple pieza de rebujos y antiguallas y no como vívida y socialmente impactante transformación del presente en pasado y futuro, escribió el profesor Ricardo Sánchez: “tal idea sobre el pueblo y la historia, pretende negar los procesos del devenir, en el quehacer de las sociedades y la cultura, colocando a la historia como un decorado, siempre en el pasado”. (2) Como, en otra línea de argumentos, el propio profesor Sánchez lo insinúa, dos son las razones centrales del carácter histórico de la decisión de la Corte. De un lado, el lógico y empíricamente presumible impacto de esa decisión jurídico política sobre la estructura futura del Estado, así como sobre la orientación política de la sociedad colombiana en la década 2006-2016. Y del otro, la más contraria a la sensibilidad de una Cultura jurídica rica, el gravísimo precedente de legislar ad hoc, es decir, a dedo.
Destacamos este enfoque de la historia que liga el presente con el pasado y el futuro, porque desde las lógicas analíticas de los “Atisbos”, histórica fue ésa decisión de la Corte, como histórico ha sido éste gobierno de Uribe Vélez. Las huellas empíricas hasta ahora por él dejadas en los últimos mil doscientos sesenta días, para bien o para mal, lo marcan como uno de esos “hechos” reveladores y condensadores de las notas más definitorias de una etapa dada de la sociedad colombiana. Como se apuntó en el Atisbos No 55: “Estamos de acuerdo en que la singularidad de Uribe ha consistido en ser capaz de cohesionar a más de medio país tras un propósito nacional, el de derrotar a los violentos. Pudo, entonces, introducirse subrepticiamente en la intimidad personalizada de una masa policlasista de colombianos de carne y hueso vendiéndoles coloquialmente la idea de que juntos construirían un Estado, primero, capaz de derrotar militarmente a los violentos y, segundo, potenciado para brindarle a todos y todas seguridad sicosocial, familiar y patrimonial. Y como en los foros de Zalamea, la audiencia creció y creció y creció”. (3)
Encontrándose ya a medio año del final de su primer mandato, primero, no ha logrado la derrota militar de los violentos. Los obligó, por cierto, a salirse de las carreteras centrales. A correrse en muchas partes, desde los cascos urbanos hasta las zonas rurales. A pasar a una defensiva estratégica. Segundo, inyectó sin dolor en muchos corazones- en los que, en clasista combinación, se agazapaban la “asustada riqueza” de unos pocos, la “crisis desesperada” de los sectores medios y las “optimistas expectativas” de no pocos pobres- el más unidimensional sentimiento de seguridad sicosocial. Esos resultados, como señaló Alvaro Leyva en Carta al presidente, produjeron “la complacencia general de bañistas, dueños de fundos y veraneantes por la forma como usted les brinda atento cuidado movilizando la fuerza pública de aire, tierra y mar con el propósito de depararles satisfacciones...sin medir los costos”. (4) Magnificados en extremo hacia el exterior estos resultados, la inversión extranjera empezó a llegar. Con timidez y con ánimo, más bien, exploratorio en un principio, aunque nunca en los volúmenes esperados por el gobierno. También la economía comenzó a salir del atolladero. Claro que el año de comparación es 1997, el peor en la historia económica contemporánea de Colombia, aunque lo ha hecho por debajo de la media latinoamericana y obedeciendo, sobre todo, a factores exógenos a la política económica del gobierno. Entre ellos habría que destacar, las bondadosas remesas con las que los inmigrantes, ya son millones, amplían la demanda efectiva interna y concretan en sus familias el amor a la patria que los expulsó. Atrás no podrán quedarse, dadas las dificultades para cuantificarlos, los millares de lavaderos de dólares que, a toda hora se instalan en la mayor parte de las regiones del país, propiciados y amparados y enmascarados por la nueva y poderosa “institucionalidad paramilitar”.
En medio de tan plural incertidumbre- político-militar, institucional y simbólica- la guerrilla fariana salió de su repliegue estratégico proporcionándole al gobierno en el final del 2005 no pocos golpes, rabietas y sustos. Los analistas académicos cercanos a las lógicas de la Seguridad Democrática, se han distanciado al interpretar la ofensiva. Para Alfredo Rangel, ella es la mejor expresión de que las farc están aún vivas y casi incólumes en lo militar. (5) Para Rubén Darío Acevedo, en cambio, estarían quemando los cartuchos finales. (6) Para Atisbos, por su parte, ciertamente que las Farc en un principio recibieron golpes importantes, pero insuficientes para afectar la esencia de su poderío militar. Decidido por ellas el repliegue militar, retornaron a la clásica guerra de guerrillas, re-evidenciando ahora su ya casi histórica capacidad para readecuarse a las cambiantes condiciones estratégicas y tácticas de la guerra. Asesinadas y re-asesinadas a diario en los corazones y deseos de miles de colombianos, en lo político se han debilitado una enormidad. Esto no significa que el gobierno, no obstante las cotidianas “pescas judiciales” en las que han caído millares de inocentes conciencias, haya logrado vaciarle el agua a la pecera maoista. En muchos lugares de Colombia, mantienen una importante base social alimentada por el pensamiento bolivariano de Cano, así como por las retaguardias de gobiernos guerrilleros informales. Al colega Rubén Darío Acevedo le recordaría, independientemente de la validez empírica de su hipótesis, que en dos asuntos nucleares de toda Estrategia militar, los relativos a los espacios y los tiempos, la Política de Seguridad democrática fue mal planeada. En cuanto a los tiempos se programó que, a 18 meses vista, las guerrillas serían derrotadas o que, por lo menos, serían colocadas en condiciones militares de casi obligada capitulación. A partir de ese resultado rotundo, se pensó, los para-estados guerrilleros quedarían desmontados recuperando el Estado institucional la plena soberanía territorial sobre el conjunto del país.
Como la justicia intelectual obliga a dar Dios lo que es de Dios y al Diablo lo que es del Diablo, en este Ensayo se le reconocerá Uribe otro importante mérito. Además de haber logrado cohesionar alrededor de la causa de la guerra a una mayoría nacional de colombianos, díscolos individualistas libertarios, en los inicios del siglo XXI, tal como lo hizo Rafael Reyes, en los del XX, ha colocado sobre el tapete el asunto del Estado obsoleto y premoderno que tenemos. Esto no obstante, hasta ahora no ha podido remover dos de los mayores obstáculos a la materialización de su enfoque específico y particular de nuevo Estado: la politiquería y la corrupción. Aún más. Diría que esos dos obstáculos se lo han engullido. Se lo han tragado.
Son éstas, entonces, las bases sobre las que se intentará algunas respuestas a la pregunta, ¿Es Uribe Vélez el histórico Estadista que, con afán, el país necesita?
Las respuestas, por otra parte, tendrán como marco el examen de la crisis por la que está pasando su Estrategia de tele-gobierno y que se ha manifestado en el bailoteo de las Encuestas, que, distanciadas, le señalan unas el 48% y otras, la de Napoleón Franco, por ejemplo, el 57% de la intención del voto. (7) De todas maneras, alejadas, por cierto, del 70 y 75 % de simpatías sociales con las que los uribistas señalaban que habría Uribe hasta, por lo menos, el 2019.

2. CUANDO LAS ESTRATEGIAS SIMBÓLICAS EMPIEZAN A FALLAR.

Desde la colectivamente optimista y optimizada alborada del gobierno de Uribe, los Atisbos le han apuntado a una hipótesis explicativa formulada así, en una muy rica síntesis, por Omar Rincón en su lúcido Ensayo “Uribe tevé Cuando Gobernar es una Emoción televisiva”: “No basta con ser presidente, si no que hay que parecerlo. Y parecer presidente es un efecto de televisión “. (8) Aún más: en general, Uribe Vélez es más lo que parecido presidente que lo que lo ha sido. Por eso, sin los tremendos logros militares objetivos prometidos en el corto plazo; por eso, aún yendo en contra de su gran promesa electoral, la lucha contra la politiquería y la corrupción, todavía, para muchos “parece” el más excepcional y extraordinario y cualificado y admirable e insuperable e irreemplazable presidente de la historia nacional. Como me dijera un obsesivo uribista del eje cafetero:”si no sonase a profanación, lo asimilaría a Bolívar”. (9) Desde otras lógicas, Omar Rincón nos habla de una amiga, “joven, bella, de 23 años, educada en Universidad privada”, que le contó que “ ese hombre (Uribe) la transformaba, le fascinaba, le encantaba...que ella le creía todo...y que, es más, había llegado a soñar con él, no cualquier sueño, uno erótico”. (10)
Por distintos caminos, las limitaciones, que no el ocaso, de los mayores clásicos de las Ciencias sociales-Durkheim, Marx y Weber- empezaron evidenciarse de cara a sus explicables impotencias teóricas y metodológicas en el examen de lo virtual-simbólico-mediático. Ahora como nunca se sabe que el estudio de esta dimensión de la vida histórico-sociocultural es fundamental para una inteligencia consistente e integral de las sociedades contemporáneas.
Habida cuenta de esta idea, nuestra crítica del uso y abuso intensivos que de la tele-política ha hecho Uribe, no encierra una intención descalificadota de la importancia central y casi inevitable de la política simbólica en el mundo actual. No se podrá ocultar que ésta, de acuerdo con opciones y horizontes políticos distintos, encierra contenidos, orientaciones y objetivos diferenciados. Una cosa es la tele-política, estilo Uribe, dirigida al corazón y a la afectividad de las gentes bloqueando el juicio racional en procura de reproducir la sujeción y embobamiento colectivos y otra cosa es la política simbólica orientada a crearle a la razón, a la racionalidad y al razonamiento condiciones subjetivas y emocionales propicias en procura de alimentar procesos de emancipación ciudadana. Claro que en uno y otro caso, lo simbólico, manejado sin abusos ni espaciales ni temporales, puede ser, y efectivamente lo es, elevadamente eficaz.

3. URIBE: DEL PREDOMIO DE LO SIMBÓLICO A LA REIMPOSICIÓN DE LA REALIDAD.

Uno de los mayores errores estratégicos de Uribe ha sido el de engolosinarse con “un gobierno desde la televisión, con la televisión y para televidentes” negando, a toda hora y a diestra y siniestra, las realidades objetivas. Eso de negar, a guisa de ejemplo, la existencia de la guerra interna al mismo tiempo que le ruega a la gente que odie y se movilice en contra de actores que, a toda hora y en muchas partes, producen acciones bélicas objetivas, lo ha conducido a la contradicción discursiva permanente, a obligados silencios, a hablar ya con medias verdades ya con medias mentiras, así como a rectificaciones continuas haciendo de la incertidumbre y la superficialidad las notas más notorias y notables de su discurso. Ahora mismo en estas semanas desistió de lanzar una candidatura ya lanzada pues, “siendo ya una misma cosa, presidente y candidato fáctico en un solo Uribe, pudieron pensar sus asesores, es mejor que se quede unos meses más haciendo lo que más sabe hacer, en lo que tiene excelentes competencias técnicas, gobernar a punta de actos televisivos, donde todo es un juego de imágenes espectáculo (García Canclini) sin que sea obligado a entrar en el debate donde el análisis racional, las posiciones doctrinarias y los proyectos sociales continúan siendo la pauta normal de conducta”. (11)
Las nuevas Ciencias sociales - línea Wallerstein, Bourdieu, Morin o Castoriadis- nos dirían que el método de la comprensión- en este caso el de la fijación de los sentidos de representaciones bélicas colectivas manejadas, a su amaño, por los Medios de Comunicación a favor de los intereses de la Política de Seguridad democrática-, más bien, que el de la tradicional mirada objetivista, sería más que suficiente para una inteligencia adecuada del primer gobierno de Uribe. Para esta forma específica de gobierno, el de 2002-2006, ese método nos brindaría las claves para descifrarla.
Compartimos esta mirada pero matizada más o menos así: por lo menos hasta mediados del 2005, a los mil días de su llegada al Palacio de San Carlos, Uribe fue presidente más como imaginario colectivo que como realidad objetiva. Pero, en los últimos seis meses, tozudas y reacumuladas realidades han empezado a mellar su Estrategia de tele-gobierno haciéndola entrar en progresiva crisis. Un preanuncio de ésta se había presentado en la coyuntura del referendo cuando el uso intensivo y abusivo de lo simbólico, así como de los espacios virtuales se vino en contra de los diez millones de votos con que soñaba el ministro Fernando Londoño. Al escarbar sobre esas realidades que han determinado la crisis del tele-gobierno uribista, en lo interno se pueden destacar la vigorosa irrupción de las farc, las enormes dificultades enfrentadas por el Plan Patriota, la profundización de la inequidad social, así como la acelerada apropiación coercitiva, por parte de los paramilitares, de la institucionalidad local y regional en, por lo menos, once departamentos del país empezando por la Costa atlántica. En lo externo, contra la Estrategia de Uribe han reactuado el desplome de Bush en el manejo del imperio y la reacción anti-neoliberal en casi toda América latina.

3. LOS POTENCIALES BOQUETES DEL DESINFLE DE URIBE.

En la coyuntura, y sin rivales nacionalmente protagónicos que se apropien de las grandes debilidades de su tele-gobierno, es casi seguro que Uribe, en primera, quizá, en segunda vuelta, acceda a un segundo y dificultoso y complejo e incierto mandato sobre una base de congresistas, heterogénea, parcialmente espuria dado el deseado y no deseado apoyo masivo paramilitar, y babélicamente confusa. Es también casi seguro que un partido liberal medio reagrupado, pueda equilibrar la base parlamentaria del Uribismo. Y finalmente, es probable que el nuevo Polo Democrático Alternativo, PDA, cohesione, con una votación respetable, a las distintas versiones de la izquierda democrática. Esto no obstante, dejando para el próximo Atisbos una reflexión sobre el tema, preferimos desvincular el presente análisis de lo estrictamente coyuntural electoral.
En sucesivas reflexiones hemos dicho que el talón de Aquiles de Uribe- “los errorcitos veniales” de los que osan hablar algunos de sus admiradores y hasta analistas como Cepeda- es plurifrontal. Los errores estructurales en el enfoque de la Política de Seguridad democrática; la aventura del Plan Patriota; la marginalidad de la política social; el tratamiento de connivencia, de permisibilidad y de favorabilidad con el paramilitarismo ; la asimétrica firma arrodillada de un TLC, que sólo busca la “gringorización” de nuestro mercado interior; el uso y abuso intensivos de la tele-política visibilizada en esa especie de tele-gobierno al menudeo que han sido los Consejos comunales, constituyen asuntos de grueso calado.
Pero, Uribe todavía está muy asentando en los corazones de la mitad de los colombianos y trascurrirá un buen tiempo antes de que empiecen a “corotearse” a otras paternales esperanzas. De todas maneras, la tozuda realidad, más temprano que tarde, terminará por imponerse.
Tocaríamos en detalle cada uno de esos puntos, pero la economía, no de espacio virtual sino de compasión con los posibles lectores, obliga a jerarquizar lo que pensamos nodal.
Primero señalemos que en materia de crisis socioterritorial, el Estado se encuentra actualmente en una crisis más aguda que la de hace cuatro años.
En ese entonces, en muchas regiones y localidades del país predominaban los gobiernos guerrilleros fácticos. Estos, por la acción de los paramilitares que no de las fuerzas del Estado, se habían desmoronado en zonas como Puerto Boyacá y el Urabá antioqueño. El conflicto armado como revolución social le estaba cediendo el paso a la más aguda guerra por el control y recontrol de territorios. La confrontación se daba entre paramilitares, coadyuvados por militares, y las guerrillas de las Farc. Sólo al acceder Uribe al gobierno, el Ejercito llegó a la pugna socioterritorial. Como resultado de la Política de Seguridad democrática, en un primer momento, las guerrillas en algunas partes sufrieron golpes y reveses y, en otras, por sí mismas decidieron replegarse desde poblados donde o actuaban como para-estado o cogobernaban, regresando a sus retaguardias rurales donde, militarmente asediadas o no, mantienen sus gobiernos guerrilleros fácticos. Las AUC, por su parte, de modo notorio y notable se agigantaron como para-estado en constelaciones de micro-municipalidades en, por lo menos, 11 departamentos del país. En síntesis, el que durante el gobierno de Uribe se ha empequeñecido en términos de control territorial real, y no meramente discursivo, ha sido el Estado institucional en su nivel de acción, sobre todo, municipal.
Constituye éste un contexto analítico indispensable para explicarse las conductas de los paramilitares una vez iniciado el proceso de pacificación con el gobierno. Sencillamente, ni tontas que fuesen, le han venido cobrando el apalancamiento, a veces estratégico, que le dieron al Estado en la pugna socio-territorial con las guerrillas. En esa línea han hablado con mucha sinceridad. Sin culminar todavía su casi anómico proceso de reinserción a la vida civil, la polemizada ley de Justicia y Paz se produjo a posteriori, arrastrando a ella sus tierras y privilegios y cultura de guerra, han llegado a la institucionalidad con el objetivo específico de controlar las estructuras locales de poder apelando “a todas las formas de lucha”. Hasta ahora en más de diez departamentos del país han alcanzado el objetivo. Han sido sus propios líderes los que le han presentado al país las razones de su políticamente exitosa pero perversa re-inserción. José Vicente Castaño, por ejemplo, le dijo a Colombia entera:”Hay una amistad con los políticos en las zonas donde operamos y se forman alianzas que son innegables. Las autodefensas les dan consejos a muchos de ellos y hay comandantes que tienen sus amigos a las corporaciones y a las alcaldías”. Y a renglón seguido aconsejó:”tratar de aumentar nuestros amigos políticos sin importar el partido a que pertenezcan”. (12) Como en relación con la pasada campaña me lo dijo en una charla de tinto un parlamentario liberal de la Costa: “me llamaron los muchachos de las Auc y me dijeron que aunque en lo personal no tenían nada contra mí, necesitaban mi cupo y mis votos para su gente”. (13) Mancuso, por su parte, señaló que su aspiración política no era personal, si no que dependía de “la voluntad de la gente que durante años se sintió apoyada en nosotros. Recuerde que hablamos de zonas donde el Estado nunca estuvo y los Comandantes ejercen un liderazgo natural”. (14)
Solo cuando asediada por condiciones objetivas social y política y culturalmente apremiantes, la gente empiece a despojarse de la venda afectiva prouribista que le impide analizar la realidad con relativa objetividad, sólo entonces, el país empezará a preguntarse, ¿cómo es que hemos llegado a estos extremos de crisis socio-territorial del Estado y de control coercitivo de la sociedad institucional por parte del paramilitarismo reinsertado?
La otra bomba que, más temprano que tarde, se le desinflará a Uribe será la de los sabatinos Consejos comunales. Un presidente que, en definitiva, está obsesionado “por gobernar desde la televisión, con la televisión y para los televidentes” en una especie de feria pueblerina en la que al detalle se menudean por millares pequeños servicios públicos, “por mucho que trabaje y trabaje y trabaje”, - en esto el presidente paisa, que goza del don de la ubicuidad, es inigualable - al final se olvida o termina dejando en manos ajenas el estudio, manejo y solución de los grandes problemas nacionales. Ojalá hubiese gastado el 20 % del tiempo que dedica al hebdomadario tele-gobierno sabatino a escarbar caminos para sacar avante los Acuerdos Humanitarios o a negociar el TLC sin genuflexiones y sin entregar lo que nos resta de soberanía externa o a resolver grandes angustias sociales. Todo ello en su conjunto no constituye espectáculo emocional ni engorda la imagen pero se llama “gobernar”.

4. NO OBSTANTE LA MEDIOCRIDAD DE SU TELE-GOBIERNO, URIBE CONTINÚA SIENDO EL MÁS ADMIRADO.

Hemos dicho que el Uribe ha sido un tele-gobierno mediocre pero que URIBE, como figura paternal y redentora, penetró tan hondo en la intimidad ciudadana que a ésta, por el momento no le importa la precariedad de los resultados por él logrados. Si no sucede un revolcón imprevisto en la subjetividad ciudadana, se encuentra en línea directa hacia un segundo mandato.
La Encuesta Universidad de los ANDES-INDEPAZ- enero 2006, dos mil encuestados y 5% de margen de error- (15) señaló, dos puntos por encima de la de GALLUP, que en la primera vuelta alcanzará el 59% de la votación. Esto no obstante, en contra del idealizado líder, el 81% manifestó que en Colombia sí había una guerra interna pero que no ésta, si no la pobreza y la corrupción eran los mayores problemas del país. Por otra parte, con un promedio de 2.87, los que lo reelegirán, de “peapá lo rajaron como gestor de las Políticas públicas. Estos fueron los resultados por áreas de acción:

1. Esfuerzos para combatir la pobreza 2.57
2. Estrategia contra el Desempleo 2.57
3. Rechazo de la Politiquería 2.74
4. Protección y Promoción de los
Principios democráticos 2.83
5. Lucha contra la Corrupción 2.84
6. Sanciones a los Culpables por PROMEDIO: 2.87
Violar los Derechos humanos 2.87
7. Esfuerzos por lograr un Acuer-
do Humanitario 2.87
8. Labor para proteger los Dere-
chos Humanos 2.91
9 .Preocupación por aplicar la
Constitución 2.97
10. Acuerdos hacia la Paz 3.05
11. Políticas de Seguridad 3.07
12. Lucha contra el Narcotráfico 3.22

Así examinaron estos resultados algunos académicos:
“La noción de Seguridad está más ligada a mínimos vitales que a lo que es ofrecido por las autoridades. El conflicto no es lo más importante porque nos criamos en él y aprendimos a manejarlo”.(Angélica Rettemberg, U. de los Andes)
“Al preferir a Uribe, pese a que lo califican mal en lo social, la gente le está diciendo: lo vamos a reelegir para que realice la tarea que tiene pendiente”, Camilo González Posso, Presidente de Indepaz)
“El colombiano necesita la figura paterna. Prefiere esto a una propuesta programática. En Uribe ven el papá y por eso lo prefieren”. (Esteban Restrepo, Universidad de los Andes)

5. URIBE O EL PROBLEMADEL ESTADO. En COLOMBIA.

El Estado actual, excepción hecha de su ya casi desmontada aunque, por cierto, contradictoria Constitución, es un Estado obsoleto y premoderno. Aunando contrarios, puede decirse que ya no sirve ni para reproducir el establecimiento y, mucho menos, para transformarlo. En 1903, cuando como respuesta a un país hundido por los efectos de la guerra de los Mil Días, del zarpazo norteamericano en Panamá y de la crisis económica, Rafael Reyes intentó iniciar el proceso de modernización capitalista del país, lo primero que señaló era que el Estado heredado del siglo XIX no era el adecuado para emprender tan enorme proyecto.(16) También dijo, conviene recordarlo ahora, que no obstante su liberalismo económico contrario al intervencionismo, un Estado reformado era el único que podía sacar adelante tan tremenda apuesta. Inició entonces una reforma del Estado que, en términos de ordenamiento territorial, de desarme de la ciudadanía y de profesionalización de las Fuerzas armadas, por lo menos en su espíritu, todavía se mantiene vigente.
Un gran mérito de actual presidente ha sido el de volver a colocar el problema del Estado actual como un asunto estratégico. En el régimen político las propuestas sobre el ideario de sociedad- la vigente o la reformada o la transformada- sobre-abundan al mismo tiempo que escasean las apuestas sobre la reforma del Estado, es decir, sobre la herramienta estratégica o para mantener la sociedad o para reformarla o para transformarla.
Uribe desde un principio presentó su idea-enfoque de Estado comunitario. Fue y continúa siendo una idea práctica, más que un enfoque conceptualizado y operacional con la misión de remodelar la actual sociedad como una sociedad de mercado. Desde el inicio de su gobierno pensó y practicó que, por tres caminos que no explicó cómo se anudaban, podía ir dándole forma a su Enfoque de reforma estatal. Estos no eran otros que los de la creación de instituciones estatales eficaces, la aplicación de Políticas públicas de inspiración neoliberal y la puesta en marcha persistente de los Consejos comunales. En relación con cada uno de ellos, con mayor énfasis en el neoliberalismo, ha venido dando puntadas sin que todavía se sepa con claridad qué es eso de Estado comunitario.
Pero, no fue por esas vías por donde encontró las mayores dificultades. Estas han estado asociadas, más bien, a la remoción de los grandes obstáculos a la idea de un Estado “distinto”. De un lado, la corrupción-politiquería y, del otro, el conflicto armado.
En un principio, como candidato y cuando rubricó el Catecismo de los Cien Puntos, era sincero cuando hablaba de la lucha contra la corrupción. Eso se correspondía con su pensamiento: la corrupción era un asunto que, al elevar los costos de transacción, se traducía en una baja de los niveles de ganancias de los empresarios. Por eso había que combatirla más que por razones ligadas a una drástica disminución de las posibilidades de hacer inversión social. Algo similar ocurría con la estrategia privilegiada para tratar el conflicto armado. La vía negociada también afectaba las ganancias de los empresarios dado, sobre todo, el enorme costo económico que encerraba la realización de las reformas estructurales exigidas por las guerrillas. Aunque en la coyuntura, derrotarlas militarmente era muy costoso y los impuestos de guerra elevarían los costos de transacción, sin embargo, en el mediano y largo plazo vendría la recompensa económica de un país sin guerrillas o con todas ellas en las cárceles o en los cementerios.
Entonces, las dificultades para remover estos obstáculos obligaron al gobierno a postergar para las décadas venideras la definitiva reforma del Estado. Según “Visión Colombia”, El Programa de largo plazo de los Uribistas, para el año 2019, fecha para la que por un acto de poder se trasladó la celebración del Bicentenario, estaría ya concretado el Estado Comunitario. En la práctica, más allá del discurso, se trataría de imbricar los tres próximos Planes Cuatrienales con tres Gobiernos de inspiración uribista, 2006-2018, de tal modo que el 7 de agosto del 2019 el Estado comunitario estuviese ya en plena acción como nuevo Estado.(17)

CONCLUSIÓN PROVISIONAL

En su primer mandato Uribe no pudo derrotar a las guerrillas y los corruptos se lo engulleron hasta reelegirlo, es decir, no pudo remover los dos mayores obstáculos que conspiran contra su idea-enfoque de Estado Comunitario
.¿Será, entonces, Uribe el Estadista que con inmensos deseos viene buscando el país? ¿Será, por otra parte, su idea de Estado comunitario- hasta ahora, neoliberalismo + tele-gobierno comunitario + instituciones de mercado- el camino más adecuado para enfrentar los problemas de un país con los elevados índices que presenta de concentración de la riqueza, de los ingresos y de las oportunidades?

1 .Intervención de Uribe en la Universidad Libre, 19 octubre 2005
2. Sánchez, Ricardo, “Reelección presidenciaL y Simulación de Garantías”, Red de Oscar Delgado, Universidad del Rosario, 17 de enero 2006
3. “Atisbos Analíticos” No 55, Cali, 7 de agosto de 2005.
4. Carta de Alvaro Leyva al Presidente Uribe
5. Para leer a Rangel, www.seguridadydemocracia.org
6. Para leer a Rubén Darío Acevedo, http://ventanaabierta.blogspirit.com ,
7. De un lado la Encuesta de DATEXCO, y, por el otro, la de Napoleón Franco.
8. “Revista Número, Edición 46, sep-oct-nov 2005, pgs.10-19
9. Archivo personal del Autor.
10. Rincón, Omar, Ensayo citado, p.17
11.Cfr. García Canclini, www.innovarium.com/culturaUrbana/Ciudadania.htm
12. Semana, No 1205, junio 6-13 de 2005, p.34
13. Archivo personal del Autor.
14. Semana, No.1198, abril 28-25 de 2005, p.28
15. Ficha técnica de esta importante Encuesta: 2.000 encuestados, 20 municipios, incluidos Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, marga de error
16. Vélez, Humberto, “Quinquenio, Régimen político y Capitalismo”, En, NHC.
17. Visión Colombia Centenario 2019, Presidencia de la República, Planeta, DNP, Bogotá, 2005